Por Marcelo Burman, emprendedor serial y Gerente General de Connceta B2B
El Outsourcing, o el acto de contratar un proveedor externo para realizar una actividad que podría desarrollarse dentro de la empresa, es una práctica cada vez más común en el mundo de los negocios. Lo que empezó como tercerización de servicios de apoyo (limpieza o telecomunicaciones, por ejemplo), ha tomado cada vez más relevancia y acaparado distintas áreas, al punto que hoy muchas empresas subcontratan departamentos enteros como relaciones públicas y mercadeo.
La tercerización ha venido a abrir un mundo de posibilidades para las pymes. Algunas se han convertido en esos proveedores de servicios o productos de grandes compañías, lo que les ha dado la posibilidad de entrar en el mapa de los negocios. Otras, y gracias a la transformación digital del siglo XXI, han adoptado el modelo de tercerización como propio, y han decidido subcontratar casi todos los departamentos de la empresa. De hecho, hoy existe el concepto de la empresa “ubicua”, quizá con poco personal, pero que tiene colaboradores por todos lados.
Sin embargo, ¿es buena o mala idea el “outsourcing” de productos o servicios que podríamos realizar a lo interno de nuestra empresa? Como la mayoría de prácticas en el mundo de los negocios, esta tendencia, que sin duda es positiva y debemos abrazarla si queremos crecer, tiene varios puntos a considerar a la hora de implementarla.
En épocas en que la tecnología nos bombardea de información y nos abre un mundo de opciones, el outsourcing nos da tiempo para enfocarnos en el core business de nuestro negocio. Adicionalmente, reduce costos y contingencias futuras. De hecho, dos de los atributos que se consideran claves en el desarrollo de una empresa que quiera tener un crecimiento exponencial son los conceptos de “Staff on Demand”, utilizando recursos cada vez que se necesiten (hoy existen cantidad de plataformas que nos brindan este tipo de servicios) y “Community and Crowd”, es decir, estrategias que nos permiten lograr que las comunidades con las que operamos sean parte activa y recursos para nuestro negocio.
Photo by Austin Distel on Unsplash
Tercerizar un servicio o producto significa dejarlo en manos de un experto, alguien cuyo negocio es específicamente proveer ese servicio. Esto, en la mayoría de los casos, se traduce en contratar una persona lo suficientemente capacitada que llenará el espacio que necesitamos de excelente manera sin la necesidad de tenerlo tiempo completo.
Aunque la tercerización, y el mundo de la economía colaborativa en general, vino a ahorrarnos costos y a hacer un uso más eficiente de los recursos, es importante tomar en cuenta las complicaciones que podríamos enfrentar si decidimos ir por esta ruta.
Lo primero es que el involucrar otras empresas en temas sensibles para la nuestra, podría afectar la confidencialidad de nuestro modelo de negocio. Adicionalmente, la comunicación, un pilar básico de cualquier organización, toma el triple de importancia bajo el modelo de outsourcing.
Aquí es donde debemos aprender a usar tecnologías sociales (documentos compartidos, plataformas de colaboración y de seguimiento de proyectos, etc) que sin duda son claves para un uso exitoso del recurso externo. A veces, llegar a acuerdos claros acerca de obligaciones y responsabilidades de cada parte puede llevar más tiempo del deseado… pero si pensamos en un negocio para el largo plazo, sin duda debemos tener esto en cuenta.
Le puede interesar: Reclutamiento humano a un clic
Al final, y como decimos en la comunidad Openexo, nada garantiza que los mejores recursos los tenemos dentro de nuestra compañía, o incluso a 20 kms a la redonda de nuestras oficinas. ¿Estamos preparados para escalar con recursos externos?
Comments