Tecnología, el catalizador de las remesas
- Editorial
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Latinoamérica está viviendo una transformación en el ecosistema de remesas, impulsada principalmente por la tecnología, y me atrevo a decir que existe en la región todo el potencial para que se lidere una nueva era en cuanto a pagos transfronterizos.


Por: Alejandro del Río
Director Regional para Latinoamérica de Paymentology.
(M&T)-. Las remesas no solo representan un flujo financiero fundamental para la región y de gran importancia para la economía, especialmente en países de Centroamérica como Honduras, El Salvador y Guatemala, sino que también resultan ser realmente un sustento financiero importantísimo para millones de familias.
En 2022, los envíos de remesas hacia Latinoamérica alcanzaron casi los 150 mil millones de dólares, según datos del Banco Mundial. A modo de ejemplo, solamente en el corredor entre Estados Unidos y México se movieron más de 61 mil millones en 2023, mientras que otros 18 mil millones se enviaron a Guatemala. En países como Honduras y El Salvador, el sector representa más del 25% del PIB.
Según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el Triángulo Norte de Centroamérica recibió en 2024 casi un 7% más de remesas familiares que en 2023, llegando a 39.732,9 millones de dólares. Sin embargo, a pesar del alto volumen, el sistema de remesas enfrenta desafíos significativos ya que más de 120 millones de personas en la región no están bancarizadas, muchas de ellas carecen de identificación oficial y los niveles de fraude revelan una gran incertidumbre acerca de si las remesas realmente llegan a sus destinatarios.
Además, los costos por envío de dinero siguen siendo elevados y los tipos de cambio desfavorables pueden incrementar el gasto.
Si bien la industria de remesas es cada vez más accesible e innovadora, las barreras anteriormente mencionadas sin duda limitan la eficiencia, seguridad y cobertura de las transferencias. Para seguir avanzando en este ámbito se necesita una infraestructura de pagos moderna, interoperable y alineada con los hábitos digitales de los usuarios, y ahí la tecnología juega un rol fundamental, especialmente en cuanto a garantizar seguridad, velocidad y trazabilidad en cada operación.
Por muchos años, la industria de remesas ha sido un área dominada por instituciones financieras tradicionales y grandes agencias dedicadas a las transferencias de dinero. Pero, el sector está cambiando y para resolver los grandes dolores de la industria veremos con mayor frecuencia cómo éstas dejan atrás el papel y el efectivo, migrando a plataformas móviles, billeteras digitales y aplicaciones que permiten transferencias inmediatas y más transparentes.
Por otra parte, las empresas financieras tecnológicas se encuentran en posición de solucionar estos problemas, y tienen la gran oportunidad de poder hacer los pagos transfronterizos más fáciles, seguros, económicos y rápidos, impulsando la inclusión financiera y ayudando a impulsar la economía de países en vías de desarrollo.
La verificación de identidad digital, las alianzas tecnológicas y la tokenización de activos impulsarán cada vez más la confianza en los pagos transfronterizos. Asimismo, el uso de tarjetas prepagadas en la región y el crecimiento de la infraestructura de pagos digitales facilitarán la integración de las remesas con el consumo diario y el ahorro. Finalmente, las monedas digitales respaldadas por gobiernos y las stablecoins, podrían transformar las remesas al permitir pagos internacionales más rápidos, seguros y baratos.
La tecnología y sus avances están transformando el futuro de las remesas. El gran reto actual es lograr que quienes están fuera del sistema bancario también puedan beneficiarse de esquemas de remesas más eficientes. Es en este contexto donde las fintech, superapps y competidores no financieros, como las empresas de telecomunicaciones y los retailers, han dinamizado el sector, desafiando a la banca tradicional.
Esta mayor competitividad ha traído importantes beneficios para los usuarios, ya que las organizaciones se ven cada vez más obligadas a reinventarse y repensar sus modelos de negocio, combinando infraestructura global con conocimiento local, todo con el objetivo de impactar positivamente la vida de las personas a través de la industria financiera.
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