Por: Santiago Dodero, autor de libros como Método EFE (El Ateneo, 2019), profesor, consultor y conferencista internacional de ADEN International Business School.
(M&T)-. La sensación de pánico que ha generado esta pandemia en la sociedad a nivel global está dejando consecuencias muy marcadas en los hábitos de vida, como lo es el cambio cultural en el trabajo. De la crisis aprendimos que podemos trabajar desde nuestras casas y que digitalmente se puede hacer mucho más de lo que hacíamos. Además, hay muchas herramientas digitales que no se usaban.
También hay cambios en los hábitos de compra, ha explotado el e-commerce de manera repentina, lo que trae aparejado otro desafío, el relacionado con el delivery y la logística. Y buscar una mayor eficiencia exigirá un desarrollo constante de tecnologías.
Hay también casos de empresas que se tuvieron que inclinar por el e-commerce sin saber cómo hacerlo. Este contexto es muy dinámico.
Hay avidez por el comercio electrónico, pero muchos no tienen claro cómo manejarlo. Todo está pasando muy rápido y la velocidad del cambio será una ventaja competitiva.
En el caso del turismo, uno de los sectores más castigados, vemos el caso de reinvención de negocios como el de Greecefromhome, una empresa que está convencida de que la economía se encamina al mundo digital a través de la realidad virtual.
Las tecnologías que existen, que se aplican en los negocios sean estos agrícolas, ganaderos, comerciales, etc, y que se pueden adquirir, exigen formar equipos talentosos interdisciplinarios. Dave Ulrich, referente en recursos humanos a nivel mundial, dijo que la clave para superar la crisis estará más que nunca en contar con gente talentosa, con liderazgo y con organización para llevar adelante los cambios. ¿Quién es responsable de que esto suceda? El líder de la organización. Gente talentosa no es suficiente si no trabaja de manera organizada.
Los talentos están desaprovechados porque aún las empresas evalúan a sus colaboradores por los KPI (indicadores claves de desempeños), dándole prioridad a la eficiencia, pero sin promover la innovación. Falta una cultura creativa, una cultura orientada a conocer qué está pasando en el mundo: cómo está cambiando el sector a partir de la postpandemia, hacia dónde cambian los hábitos de consumidores y clientes.
Algunas empresas familiares suelen quedarse encerrada cuando sus directivos no tienen tiempo porque están focalizados en cómo superar la crisis, lo cual es razonable pero no suficiente, porque cuando lo consigan ya será tarde para reinventarse, dado que otros lo habrán hecho primero.
Aquí es donde las empresas familiares tienen la gran oportunidad para internacionalizarse. Porque les resultará más fácil hacerlo desde lo digital.
Esta es la oportunidad para que los líderes de empresas familiares aprendan a trabajar en equipo con sus hijos, con las generaciones millennials y centennials. Será muy enriquecedor para todos, con unos aprendiendo de los otros y con todos tras un objetivo común. Será una oportunidad única en la cual la generación joven podrá mostrar todo su potencial y sus limitaciones, pudiendo todos ver quiénes son los mejores candidatos para la sucesión del líder familiar. Esta crisis da una experiencia única en la que cada uno puede mostrarse como es.
Con seguridad, descubrirán el inmenso campo que ofrece la inteligencia artificial para los negocios: Conocer los hábitos y comportamientos de los clientes y consumidores, quienes compran, qué compran, cuándo compran, con qué frecuencia, dónde, etcétera. Además, el aprovechamiento del networking permitirá desarrollar modelos de negocios asociativos a través de las aplicaciones o plataformas que permiten unir oferta y demanda.
Será entonces una competencia descomunal, librada más a la creatividad comunicacional y a los millones de emprendedores que están luchando por posicionar sus marcas en mercados locales y globales.
En síntesis, desde lo macro están habiendo fuertes cambios de paradigmas del que surgirán millones de emprendimientos nuevos. Los protagonistas serán quienes sepan ver las oportunidades y ejecutarlas, aprendiendo a trabajar con equipos multidisciplinarios e intergeneracionales, donde se verán cómo los tradicionales grupos económicos irán perdiendo importancia relativa en sus sectores.
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