La química María Isabel Amorín Cabrera ganó la tercera edición del concurso de responsabilidad social de Bayer “Ve+allá”, el cual brinda oportunidades para que las personas puedan impactar positivamente a sus comunidades con iniciativas enfocadas a dar solución a problemas sociales en temas de salud y nutrición, fomentando la innovación.
Según su planteamiento, el exoesqueleto del camarón, al que conocemos como su cáscara, es uno de los desperdicios más grandes y negativos de este animal marino; sin embargo, su composición química, tratada con biotecnología, permite el desarrollo de biopelículas o parches con beneficios antibacteriales y antimicrobianos que pueden ser utilizados para el tratamiento de heridas, quemaduras y lesiones que no cicatrizan.
El proyecto denominado CrustaTec BioMar fue el ganador entre los 67 inscritos para esta edición. El concurso premió a la ganadora con una pasantía de un mes, con todos los gastos pagados, en el Centro de Investigación en Biotecnología del Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC), un tutor, asistente, el uso completo de las instalaciones y sus equipos; así como un paquete de US$1,500 para la compra de reactivos y consumibles requeridos para el desarrollo de su trabajo en el TEC.
También se hizo acreedora de un paquete de asesorías con expertos en Planes de negocio, Propiedad intelectual, Finanzas y Mercadeo.
“Al utilizar este residuo en la producción de estos parches, se estará dando un alto valor agregado al desecho, contribuyendo al logro de los objetivos de desarrollo sostenible y propiciando una bioeconomía circular, además de impactar en la salud y calidad de vida de las personas”, dijo Amorín Cabrera.
Durante la presentación de la científica como ganadora de “Ve+allá”, se destacó que la industria camaronera es muy importante en la economía; sin embargo, el tratamiento de los desperdicios que se generan es un reto ambiental. Este residuo es en algunos casos usado para la elaboración de alimento para peces, pero también se convierte en un desecho que llega a vertederos de basura, ríos y cuerpos de agua cercanos, provocando un riesgo ambiental considerable.
La cáscara de camarón tiene una composición química muy interesante, y mediante el uso de la biotecnología, se puede dar uso a este residuo, para el desarrollo de biopelículas (parches) con actividad antibacterial y antimicrobiana, que permitan la curación y regeneración de tejido dañado.
El desarrollo de esta tecnología involucra la biorefinería de las cáscaras de camarón para la obtención de quitosano, el entrecruzamiento con otras moléculas, y la utilización de aceites esenciales que aumenten su actividad antibacterial, antimicrobiana y cicatrizante.
Según se informó, este proyecto tendrá un gran impacto para las personas que sufren de heridas, principalmente las provocadas por quemaduras y lesiones del pie diabético, padecimiento que representa la primera causa de amputación de extremidades en el mundo, y que puede ser prevenido mediante la atención temprana de la lesión.
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