En consonancia con una tendencia global, 61 de cada 100 puertorriqueños no cuentan con ingresos para adquirir una vivienda propia.
(M&T)-. La aspiración de tener una vivienda propia parece cada vez más lejana para los puertorriqueños. Según datos recientes del Índice de Vivienda Asequible realizado por la firma Estudios Técnicos, los consumidores en la isla cuentan solo con el 61% del ingreso necesario para adquirir una propiedad. Esto refleja una realidad preocupante para miles de ciudadanos que ven frustrado el sueño de una casa propia debido a la creciente disparidad entre ingresos y costos de vivienda.
Entre las razones que dificultan la adquisición de propiedades en Puerto Rico destacan los bajos niveles salariales, la escasez de vivienda asequible y un mercado inmobiliario orientado hacia inversionistas extranjeros.
La crisis económica prolongada, sumada a los estragos de fenómenos naturales como el huracán María y recientes terremotos, ha profundizado la vulnerabilidad económica de la población.
En comparación con otros países, Puerto Rico enfrenta desafíos similares a naciones donde los ingresos medios no alcanzan para adquirir vivienda propia, como es el caso de España, México y gran parte de América Latina. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en ciudades como Madrid, México DF y Buenos Aires, también se han reportado índices preocupantes de inaccesibilidad a la vivienda debido a que los ingresos familiares promedio no cubren los costos cada vez más altos de las propiedades urbanas.
El problema trasciende fronteras y es tan significativo que se ha convertido en una de las principales preocupaciones ciudadanas globalmente, hasta el punto de ser un tema crucial en campañas electorales. Por ejemplo, en Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y Alemania, candidatos han presentado propuestas específicas para reducir los precios o facilitar el acceso a hipotecas asequibles para las clases media y baja.
Mientras tanto, en Puerto Rico, la falta de políticas públicas adecuadas para incentivar la construcción de vivienda accesible y estimular aumentos salariales acordes al costo de vida podría mantener a muchas familias sin posibilidades reales de alcanzar el sueño de una vivienda propia.
Urge, entonces, una respuesta contundente y comprometida desde todos los sectores sociales y políticos para evitar que este problema siga profundizando las desigualdades y dificultando el progreso económico y social de la isla.
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