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Mujeres se abren paso en un mundo dominado por hombres

(M&T)-. Nació en Italia pero fue Honduras el país que vio crecer a María Elena Bottazzi y dar sus primeros pasos en el ámbito de la ciencia. Su interés por el tema inició en el colegio, donde la ciencia, biología y química siempre fueron de sus materias favoritas. Por ello, al salir del colegio y decidirse por una carrera universitaria, optó por las ciencias biológicas y con sorpresa descubrió su pasión. Y fue precisamente mientras Bottazzi estudiaba la licenciatura en Microbiología y Química Clínica de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras que descubrió lo mucho que podía aportar a su comunidad a través de su labor.

Por: Alejandra Ordóñez

Para ello, Bottazzi optó por sacar un doctorado en Inmunología Molecular y Patología Experimental de la Universidad de Florida y completó la capacitación postdoctoral en Biología Celular en la Universidad de Miami y Pensilvania. Desde entonces, la científica ha logrado forjar una trayectoria sobresaliente, en la que ha sido Decana Asociada de la Escuela Nacional de Medicina Tropical, codirectora del Centro de Desarrollo de Vacunas del Texas Children’s Hospital, en Baylor College of Medicine, en Houston, Texas, ciudad donde reside.

Actualmente la doctora es una vacunóloga reconocida internacionalmente, con más de dos décadas de experiencia, quien ha realizado exitosamente la transición de varias vacunas para enfermedades tropicales y emergentes (como ser SARS, MERS y covid-19). Gracias a su sobresaliente trabajo, Bottazzi ha recibido reconocimientos nacionales e internacionales de gran prestigio, y recientemente alcanzó quizás uno de los logros más importantes de su trayectoria profesional, ya que fue nominada al Premio Nobel de la Paz gracias a su participación en el desarrollo y distribución de la vacuna Corbevax, contra el covid-19, realizada en colaboración con el médico Peter Hotez y un grupo de científicos, y la cual destaca por ser de bajo costo y por estar libre de patentes.

La diversidad es fundamental

Pese a los esfuerzos de varios sectores para impulsar la incursión de las mujeres en los campos de la ciencia y la tecnología, las historias de éxito como la de la doctora Bottazzi aún no son tantas como se desearía. De acuerdo con un artículo para el Pacto de América Latina por la Educación con Calidad Humana (PALECH), a cargo de Eugenia Garduño, doctora y maestra en Educación por la Universidad de Harvard, en las últimas décadas se han realizado grandes esfuerzos para lograr una mayor participación de mujeres en carreras de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés); luego de que desde mediados de los años 90 la Organización de las Naciones Unidas reconociera los sesgos de género existentes en planes y programas de estudio de ciencias, y la baja participación de las mujeres en estas áreas. Sin embargo, pese a los múltiples esfuerzos, el porcentaje de mujeres en STEM sigue siendo significativamente más bajo que el de hombres.

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Esto resulta negativo ya que la diversidad es fundamental para garantizar que la tecnología sirva a toda la sociedad, de acuerdo a lo discutido durante el conversatorio Mujeres en STEM, organizado recientemente por Microsoft, con la participación de panelistas como Milenne Martin e Ineke Geesink, Country Managers de Microsoft Panamá y Costa Rica respectivamente, y Patricia Mejía, de Microsoft Guatemala. Así, las directivas llegaron a la conclusión que la participación de las mujeres en la tecnología enriquece, potencia la creatividad y hace más productivas a las organizaciones.

Sin embargo, la aceleración de la transformación digital y la crisis de salud pública han exacerbado la brecha de género en el sector de la tecnología y de no corregirse, la falta de mujeres en los campos STEM podría limitar la innovación y privar a las mujeres de nuevas y mejores oportunidades.

Por su parte, Bottazzi manifiesta que aunque poco a poco se están viendo cambios, aún falta mucho por hacer. “Hay que concienciar al mundo del valor que trae la equidad de género. Pero también es de concienciar a la mujer en sí se puede hacer un balance entre lo personal y profesional, y que la responsabilidad del cuidado de la casa y del manejo de la familia no es solo de ella”, señala.

Luchando contra la disparidad de género

Según el Informe Global de Brecha de Género 2021 del Foro Económico Mundial, a medida que el impacto de la pandemia de covid-19 continúa sintiéndose, el cierre de la brecha de género global ha aumentado en una generación de 99.5 años a 135.6 años. En América Latina y el Caribe, si la situación continúa igual, se requerirán 68,9 años para cerrar la disparidad.

En este contexto retador, el sector de la tecnología enfrenta un doble reto. Las habilidades de ciencia, tecnología, matemáticas y tecnología están desempeñando un papel cada vez más importante en la configuración del futuro. Esto lo tiene claro Jimena Mora, una costarricense de 30 años de edad, destacada como ingeniera en computación, graduada del CENFOTEC y quien en un inicio de su educación universitaria optó por la carrera de Derecho, hasta que tuvo la oportunidad de exponerse al ámbito de la tecnología al obtener su su primer trabajo, periodo en el que tomó la decisión de estudiar ingeniería en software.

“Me di cuenta de que quería algo diferente, algo que disfrutaba hacer. Me fui exponiendo a cosas un poco más técnicas, como APIs, data analytics y me parecía interesante. Ahí fue cuando decidí hacer el cambio a una carrera y empecé a estudiar Desarrollo de Software. Luego me cambié a un trabajo donde pudiera poner esas habilidades en práctica y empecé a trabajar como Site Reliability Engineer (SRE)”, relata Mora, quien detalla que su siguiente paso fue hacer un cambio que fuera alineando más con sus objetivos a largo plazo y fue cuando llegó como SRE a Mismo, transnacional tecnológica de Silicon Valley, donde sintió que tenía la oportunidad de poder crecer.

De acuerdo con la joven ingeniera, en su recorrido profesional en este sector un factor que ha notado que se repite con bastante frecuencia es la disparidad de género en los equipos de trabajo. “Por lo general, va a haber más hombres que mujeres. Eso pasa al estar estudiando, en entrevistas y ya en el momento trabajar. Por dicha creo que ya esto va cambiando poco a poco”, dice.

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