Aldo Ariel Rios, Economista / Banquero / Líder de Negocios Vicepresidente Comisión de Turismo – Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresas (APEDE).
(M&T)-. Si bien el mundo de los “medios de pagos” es complejo y extenso, en esta ocasión me gustaría reflexionar un poco en los instrumentos de pagos que usualmente utilizamos, su evolución, y el nacimiento de otros que se van sumando mientras también evolucionan, a tal velocidad muchas veces que casi no nos percatamos o terminamos de digerirlos hasta que ya están inmersos en nuestro día a día, tanto es así que en algunas ocasiones esos instrumentos de pagos se convierten en la jerga diaria de la ciudadanía, claro está, cuando se llega a ese punto es evidente el éxito de su creación y lo acertado de la innovación implementada.
Y es que resulta que una de las consecuencias sobresalientes de la acelerada popularización de la banca digital en el 2020 fue el aumento del uso de las billeteras digitales y hasta de los llamados neobancos, que se han convertido en productos claves para el nuevo mercado de servicios financieros porque permiten los pagos sin contacto y eliminan el uso del efectivo en todas las transacciones, y a esto nos referimos con la innovación y transformación en los medios de pagos.
En Panamá y países de Latinoamérica en general tenemos aún un largo camino que recorrer para lograr que la adquisición de las transacciones de pagos logren la mayor cantidad de actores que eficienticen esa transferencia de fondos entre emisores y beneficiarios debidamente organizados y regulados, manteniendo siempre la competitividad pero teniendo presente los retos con el que nos encontramos en los instrumentos de pagos o canales digitales (cajeros automáticos, puntos de venta, Internet, teléfono, teléfonos móviles), sean estos físicos o virtuales pero que complementan la dinámica y permiten concretar la transacción o almacenar el dinero electrónico.
De lo anterior surge también otra dinámica que mucho ha sonado y lo seguirá haciendo, y es el denominado sector “Fintechs” que en América Latina se ha desarrollado con más rapidez en países como Brasil, Mexico y Colombia, quienes han incrementado su participación en el mercado financiero llenando indiscutiblemente los vacíos de atención de la banca tradicional y apoyando sobre todo a sectores como las pymes en su crecimiento y el sector de personas no bancarizado, sin embargo los retos siguen barajándose alrededor de regulaciones, escala y fondeo siendo estos a penas algunos de los puntos que los nuevos jugadores deberán enfrentar para continuar en carrera.
Estos cambios en el comportamiento y las expectativas de los consumidores que sobre todo vimos generado por la pandemia y que aceleran el camino a las “Fintechs” abrieron una tremenda oportunidad para la explosión de los pagos digitales en toda América Latina, a tal punto que crecieron en un 50% en el último año, si comparamos con otros países o regiones a nivel mundial, aún estamos un poco rezagados, por lo que representa una tremenda área de oportunidad que tenemos los panameños por trabajar.
Importante destacar que, aunque nuevos competidores se han consolidado (Fintechs) en la región, la respuesta rápida de los bancos fue fundamental para este crecimiento de transacciones digitales y de ahí que vemos a nivel local en Panamá por ejemplo, la evolución de las plataformas digitales de servicios bancarios, sean estas, páginas web o aplicativos móviles para la continuidad de las transacciones de pagos a pesar de los confinamientos pero que indiscutiblemente ayudo al aceleramiento en la tarea de digitalizar nuestra población.
Ahora tenemos a un nuevo actor en esta realidad, el mismo se llama “criptomonedas” y simplemente veo como día a día se convierten en protagonistas de las noticias relacionadas a los medios de pagos, esto es gracias a que están acercándose a un punto de despegue en los pagos latinoamericanos indiscutiblemente, impulsadas sobre todas las cosas por sus costos reducidos. Desde redes de pagos globales hasta bancos centrales, múltiples jugadores están sumándose a la tendencia de estos activos alternativos, la gran pregunta es, ¿Estamos preparados?
La tarea es larga y mucho trabajo tenemos por delante, no solo para ponernos a tono en todo lo relacionado a la transformación y modernización de los sistemas de pagos sino también para crear una plataforma de servicios financieros que nos permita aprovechar nuestras ventajas comparativas y competitivas para que como país logremos sacar ventaja frente a otros países en esta carrera por la modernización del sistema financiero en su conjunto.
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