Por: Bernal Fonseca Solano – Fundador y director de Cercanos y De.Mentes. Experto en comunicador, productor y presentador de televisión en Televisora de Costa Rica.
Hablar de liderazgo es entrar en un tema del cual mucho se ha dicho, y como es tanta la información que circula en diferentes lugares, podríamos estar frente a un exceso de contenido que genera desconocimiento en la materia. En el mundo empresarial son muchos los tipos de liderazgos y ninguno es puro por sí solo, pues termina siendo una mezcla de estilos, características y personalidades.
En realidad, algo que debemos tener claro es que las personas que somos, incluyendo nuestras emociones, sentimientos, actitudes y formas de ver el mundo se terminan encontrando en cómo lideramos.
He visto en mi recorrido profesional modelos de negocio emergentes que se comportan como quienes lo lideran, otros que construyen una personalidad colectiva mientras el negocio crece y algunos que simplemente siguen un patrón aprendido de experiencias previas. Es más, con lo visto, puedo asegurar que es más importante desarrollar habilidades de liderazgo que de negocio.
Hoy quiero reunir cinco características de los liderazgos que he encontrado en ese camino y que me confirman la importancia que tienen a la hora de levantar y hacer crecer un negocio.
Liderazgo abierto al conocimiento. Este es sencillo, cuando usted no es una persona experta en un tema, necesita dejarse acompañar por quienes sí manejan ese tema en particular, que escuche y comente sus opiniones, pero sobre todo, que respete la ejecución. Usted no lo sabe todo y requiere de una dosis de humildad.
Liderazgo orquestador. Aunque usted sea la persona que empezó con la idea y ha puesto de su tiempo, energía e inclusive capital, al abrir ese proyecto al talento de más personas, usted se convierte en la persona directora de la orquesta, aquella que observa quien suma en un momento determinado de la canción y quien no.
Liderazgo de servicio. Aquellas personas que son conscientes de que las herramientas que poseen son para el servicio de las demás, crecen según lo deseado. Esa esencia de servicio y al mismo tiempo generar utilidades, es una combinación capaz de motivar, incentivar la creatividad, productividad y conseguir el desarrollo profesional de todas las personas.
Liderazgo empático. ¿Cuántas veces hemos escuchado: “ponerse en los zapatos de la otra persona”?, ¿trillado?; siempre he dicho que lo que parece trillado no debe de salir nunca de nuestra mente porque es necesario. Una persona que lidera es capaz de analizar a quien tiene enfrente, su percepción del mundo y comprender cómo puede reaccionar ante una determinada situación del negocio.
Liderazgo autocrítico. Cuando algo no avanza como se desea, es el momento donde se necesita a la voz que lidera, sus palabras, sus pensamientos y la apertura a espacios de diálogo, donde se practique la escucha activa y la mejora continua; sin embargo, esto no va a suceder si la persona que lidera no es autocrítica consigo misma y está dispuesta a reconocer sus áreas de oportunidad. No soy psicólogo, pero el autoconocimiento y autoestima juega un rol importante en esta área.
Un modelo de negocio emergente es el lugar perfecto para instaurar procesos, ejecutarlos y analizar sus resultados, comprendiendo que aun cuando las cosas no salen como lo planeamos, nos enfrentamos a la necesidad de avanzar, porque como bien he aprendido, es válido equivocarse, pero lo más pronto posible para rectificar. Ahora bien, como el proceso puede ser un “tobogán de emociones” se necesita un soporte, un liderazgo que reúna lo necesario para hacer crecer, creer y llevar a un equipo de personas adelante junto con él o ella.
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