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Lobby corporativo ético y Responsabilidad Social Corporativa


Por Pablo Duncan, Linch, Socio Director CLC Afiliada de LLYC Costa Rica.

(M&T)-. Promueve el análisis técnico y científico en temas complejos y permite la identificación de impactos no deseados y no previstos de una propuesta de regulación o política pública. Además, el cabildeo ético robustece los flujos de información entre el Gobierno, los actores sociales y económicos y la ciudadanía, identificando y gestionando espacios de diálogo entre grupos diversos, lo cual reduce las presiones y tensiones sobre el sistema político y social. 

Alineado a las leyes de países como Estados Unidos, cada vez más empresas desarrollan códigos de ética, promueven capacitaciones periódicas y aplican normativa interna en el área del lobby ético, actividades que deben ser de aplicación obligatoria para las compañías encargadas de brindar servicios en el mundo corporativo. 

En términos generales, el “cabildeo ético” se refiere a aquellas actividades que permiten trasladar información a los centros de decisión lo cual implica interacciones directas con actores políticos, con el objeto de que dicho relacionamiento derive en una mejor calidad de las políticas públicas y de los instrumentos normativos y regulatorios. Para algunos autores el cabildeo responsable debe ser consistente con las políticas declaradas de una organización, con los compromisos con sus partes interesadas y con la estrategia de la compañía (Alex MacGillivray, Peter Raynard, Simon Zadek, Cris Oliveira, Vicky Murray y Maya Forstater).

Este concepto y el de Responsabilidad Social Corporativa (RSE) deberían estar estrechamente alineados con el propósito corporativo u organizacional, pero en muchos casos no existe coherencia entre los mismos. Para atender esta situación, en CLC Comunicación afiliada de Llorente y Cuenca (LLYC) hemos creado propuestas integrales para anticipar, evitar o corregir incoherencias que puedan tener efectos negativos de cumplimiento, de índole reputacional o inclusive legal.  

Como indiqué al inicio, es conveniente que las empresas y organizaciones provean de información detallada sobre sus actividades y la manera en la que una decisión pública puede afectarlas por medio del lobby ético. Esto posibilita una deliberación social adecuada basada en datos reales y experiencia práctica de cada giro de negocios. Sin embargo, es fundamental que todas las conversaciones sean realizadas de forma totalmente transparente, desde la solicitud del espacio de diálogo hasta los resultados de cada acercamiento. 

Otra característica importante del lobby ético es que no es realizado en la penumbra, en un contexto de “caja negra”, en el que la participación y aportes de las empresas no se pueden determinar. El enfoque ético de cabildeo, la comunicación asertiva permite la información oportuna para los tomadores de decisión y la construcción de relaciones de mayor confianza en beneficio de la sociedad, se contrapone al enfoque “transaccional” en el que la compañías u organizaciones generan propuestas e insumos técnicos a cambio de favorecimientos particulares. De ahí que es fundamental que todas las conversaciones sean transparentes, documentadas y guiadas por la buena voluntad de las partes.

Una comunicación transparente también permite compartir información y facilitar la toma de decisiones considerando las limitaciones de las partes dialogantes, por ejemplo, los recursos limitados de las instituciones gubernamentales y la carencia de experiencia y práctica empresarial. En ese contexto y para garantizar un buen funcionamiento de esta práctica, es preciso que existan reglas claras que regulen algunos aspectos del cabildeo corporativo como el registro de consultoras, la transparencia de las reuniones realizadas, la prohibición de las donaciones políticas de empresas y la erradicación de la práctica de “puertas giratorias”, la cual refiere a funcionarios públicos o miembros electos políticamente que se convierten al finalizar su periodo en cabilderos profesionales, y viceversa. 

Sin embargo, la existencia de una legislación nacional adecuada y la implementación de políticas internas por parte de las mejores empresas asesoras no evitará de manera absoluta la participación en el mercado de “consultores” con prácticas poco éticas, pero la adopción de normas y protocolos mejorará en gran medida la transparencia del sistema, la calidad del proceso democrático, de las políticas públicas y reducirá las formas de influencia indebida. 

Entonces, la legislación debe complementarse con autorregulación. Algunas empresas multinacionales tratan de asegurarse de que sus diálogos con tomadores de decisión no estén en contradicción con sus políticas de RSE, sin embargo, pocas relacionan esta dinámica con su propósito, sus políticas de inversión social y sus objetivos estratégicos de largo plazo. Varios sistemas de presentación de informes corporativos (por ejemplo, GRI) proporcionan directrices para las empresas sobre cómo informar sobre las estrategias y actividades de cabildeo, pero muchas empresas no utilizan este indicador de desempeño.

En línea con el enfoque de RSE, se debe poner a disposición de los públicos de interés y la ciudadanía los principales ejes de las actividades de relacionamiento, pues la coherencia entre las prácticas de cabildeo corporativo y la RSC surge del alineamiento de esta actividad con el propósito organizacional y de la comunicación y diálogo corporativo con los públicos de interés. Este enfoque se extiende a la incidencia por medio de terceros, por ejemplo, cámaras empresariales, consultores, contratistas, por lo cual se debe verificar que las prácticas de cabildeo y relacionamiento de estos también sean éticamente coherentes.

Para contribuir con estos propósitos, hemos puesto a disposición de nuestros clientes herramientas voluntarias, técnicamente robustas y de fácil utilización, por ejemplo, para la construcción de indicadores de desempeño relacionados con las posiciones de las empresas y su participación en el desarrollo de políticas públicas. 

Esperamos que todas las empresas y organizaciones puedan contar con sistemas integrales y transparentes de cabildeo ético, ejercido por equipos profesionales, sin compromisos políticos y que garanticen un lobby responsable que anticipa, evita o corrige de manera intencional las incoherencias entre esta actividad y las políticas de responsabilidad social corporativa. Lo anterior generará un mejor rendimiento de cuentas de las empresas, legislaciones y políticas públicas de mayor calidad, y, por ende, el fortalecimiento de nuestras democracias.

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