Enrique Burgos
Por: Enrique Burgos, Global Head of Marketing elev8 education
(M&T)-. La pandemia de COVID-19 nos ha enseñado muchas lecciones difíciles, entre ellas la necesidad de una economía flexible y dinámica.
Con el fin de preparar nuestro mundo para el futuro, debemos adoptar una mentalidad basada en sistemas sobre cómo enfocamos la educación y el bienestar público y reconocer que están profundamente interrelacionados.
Ahora debemos lidiar con el hecho de que la antigua forma de hacer negocios simplemente no puede continuar. La combinación de una mayor venta minorista y e-commerce, la automatización del mercado y el crecimiento de las prácticas comerciales digitales tendrá un efecto transformador en la economía global. Tanto a nivel local como internacional, se prevé que la demanda de alfabetización tecnológica en la fuerza laboral aumente drásticamente.
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El Foro Económico Mundial ha estimado que antes del final de esta década, más de mil millones de personas deberán volver a capacitarse para seguir siendo competitivas en nuestra economía en evolución. Si bien las naciones más ricas del mundo ya están bien preparadas para esta transición, especialmente las personas de las generaciones posteriores a la Generación X, las comunidades en desarrollo, los desempleados y las personas mayores enfrentan una brecha de conocimientos y habilidades que amenaza con dejarlos atrás.
Como tal, la capacidad de mejorar y volver a capacitar a grandes sectores de la fuerza laboral mundial nunca ha sido más crítica. Además de garantizar la prosperidad y la igualdad mundiales, esta revolución del conocimiento creará un ciclo de retroalimentación en nuestra lucha contra la desigualdad.
Uno de los principales aprendizajes de esta pandemia es que ha demostrado que somos capaces de realizar ajustes masivos cuando es necesario. La educación se ha movido casi exclusivamente online y, dado que gran parte de los negocios modernos se llevan a cabo de manera digital, el futuro del trabajo basado en la oficina en sí mismo ahora también está en duda.
Las corporaciones y los gobiernos ahora se encuentran al borde de una oportunidad sin precedentes para priorizar las iniciativas de capacitación para empleados y ciudadanos.
La posibilidad de mejorar no solo el valor de su fuerza laboral para la empresa en su conjunto, sino también la calidad de vida, la autoestima y las perspectivas profesionales futuras de las personas nunca ha sido tan accesible.
Gigantes como Microsoft, Amazon, JP Morgan o PwC ya están liderando la revolución del reskilling profesional: el primero anunció una inversión de $ 700 millones el año pasado y el segundo se comprometió con un plan de $ 3 mil millones que tendrá como objetivo volver a capacitar a 275.000 de sus empleados.
Las organizaciones e instituciones que integran programas de liderazgo y aprendizaje en tecnologías y conocimientos digitales continuos tendrán una ventaja significativa sobre sus competidores, al mismo tiempo que empoderarán a las comunidades que rodean a los miembros de su equipo.
¡No perdamos esta oportunidad!
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