La Organización Mundial de la Salud (OMS) dijo que empresas farmacéuticas en todo el mundo desarrollan 70 posibles vacunas contra el coronavirus, de estas, tres ya se prueban en humanos.
De las vacunas en prueba, la más avanzada en el proceso clínico es una experimental desarrollada por CanSino Biologics y el Instituto de Biotecnología de Beijing, que se encuentra en la fase dos.
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Las otras dos que se están probando en humanos son tratamientos desarrollados por separado por las farmacéuticas estadounidenses Moderna e Inovio Pharmaceuticals, según un documento de la OMS.
Sin embargo, el inyectable del gigante asiático ya está preparado para avanzar a la segunda fase. Así lo anunció la firma responsable, CanSino Biologics, recientemente. Este proyecto ha sido desarrollado en colaboración con la Academia Militar de Ciencias Médicas del Ejército Popular de Liberación (EPL), las fuerzas armadas chinas. Los esfuerzos sobre el terreno han estado dirigidos por la bioingeniera y general de brigada Chen Wei, que se desplazó a Wuhan a finales de enero. El resultado de su trabajo es una vacuna de subunidad, una fórmula de nueva generación que solo contiene ciertos antígenos específicos sin patógenos, por lo que es considerada más segura que las técnicas tradicionales.
El proyecto de Estados Unidos, en tanto, financiado por el Instituto Nacional de Salud y desarrollado por la biotecnológica Moderna Therapeutics. a diferencia de la alternativa china, emplea una tecnología conocida como ARN mensajero (ARNm), la cual copia el código genético del virus en lugar de transmitir una versión atenuada del mismo. Hasta la fecha, ninguna vacuna que emplee la fórmula ARNm ha sido aprobada para su uso en seres humanos.
La OMS advirtió que es necesaria la puesta a punto de una vacuna “segura y eficaz” para interrumpir totalmente su propagación.
El de CanSino y el EPL es solo uno de los nueve proyectos chinos en marcha. Estos estudios recurren a cinco técnicas diferentes, como vacunas inactivadas, de vector viral o genéticas, las cuales se encuentran en diferentes fases de desarrollo y emplean en total hasta 1.000 científicos. El Consejo de Estado ha anunciado esta mañana que otros dos compuestos iniciarán en los próximos días sus ensayos clínicos. Uno ha sido desarrollado por el Instituto de Productos Biológicos de Wuhan, bajo la dirección del Grupo Farmacéutico Nacional, y el otro por Sinovac Research and Development, una empresa radicada en Pekín. Ambas son vacunas inactivadas.
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Pero los esfuerzos no se limitan a Estados Unidos y China. Existen al menos 115 proyectos en marcha. De estos, 73 se encuentran en estado exploratorio o preclínico. Una mayoría, 56 (72%) están siendo desarrollados por entidades privadas, mientas que los 22 restantes (28%) responden a iniciativas de entidades académicas, sector público u ONG.
El texto calificaba el impulso mundial en investigación frente a la Covid-19 como “sin precedentes en tamaño y velocidad”, y estimaba que una vacuna podría estar lista para usos de emergencia a principios de 2021. Esto supondría un enorme adelanto con respecto al plazo de tiempo habitual para el desarrollo de inyectables, que suele llevar de media unos 10 años.
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