Según análisis realizado en los estudios desarrollados por la Federación Centroamericana y del Caribe de Laboratorios Farmacéuticos (Fedefarma) en conjunto con las empresas Sanigest International y WifOR Institute pese a que el país cuenta con un buen porcentaje de inversión en salud, su productividad es baja.
(M&T)-. Costa Rica es uno de los países con un gran monto de inversión en la salud en la región, ya que se destina el 5.3% del Producto Interno Bruto (PIB), sin embargo, contrasta con la productividad de su sistema de salud, el cual se encuentra en los 5 puestos más bajos de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Los datos confirman que el gasto público en salud está muy cerca del 6% establecido como mínimo por la Organización Mundial de la Salud (OMS), continua lejos del 9% recomendado por la misma OCDE. Por otro lado, al analizar la razón del por qué el país ocupa tan baja posición, una de las razones más relevantes es la necesidad de mejorar el modelo de gestión, así como eliminar los tiempos muertos, ineficiencias, excesivo trabajo administrativo y similares.
Ante esta situación, la OCDE propone diez principios de buena gobernanza basándose en buenas prácticas aplicadas en sus países miembros, que proporcionan una orientación para el diseño, la implementación y la mejora de los sistemas presupuestarios que garanticen la utilización efectiva de los recursos públicos. Entre otros aspectos se encuentran:
el nivel, composición y calidad del gasto;
su distribución por grupos de edad, ingreso y zonas geográficas;
las fuentes e instrumentos de financiamiento;
los mecanismos de asignación y control de resultados;
la sostenibilidad del gasto a nivel familiar y de país.
En este contexto, Fedefarma recomienda que se establezcan de manera coherente y sistemática las prioridades, logrando un uso efectivo de los recursos con base en un ejercicio presupuestal que: tenga una estructura metodológica y sistematizada; se ajuste a las realidades actuales y perspectivas futuras del país; y permita las mediciones adecuadas para hacer los ajustes necesarios que promuevan el aumento de la inversión en salud y las buenas prácticas presupuestarias.
Por lo que la empresa se ha comprometido a seguir trabajando de la mano con las autoridades sanitarias y presentó estos estudios, con el objetivo de efectuar un análisis cuidadoso de los aspectos claves relacionados con el gasto y financiamiento de la salud, a fin de tomar las medidas preventivas y correctivas necesarias para asegurar la continuidad y sostenibilidad del sistema de salud.
El “Estudio sobre inversión y presupuestos en Salud en Costa Rica, Guatemala, Panamá y República Dominicana” desarrollado por Sanigest International, realizó un análisis de la dinámica presupuestaria del sistema de salud costarricense, en el que sobresale la necesidad de establecer mecanismos de planificación presupuestaria que respondan a metas cuantificables y objetivos coherentes con la realidad sanitaria.
Estos hallazgos, evidencian que el sistema de salud, particularmente el de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), se encuentra ante la necesidad de explorar otras fuentes de financiamiento que le permitan, no solo mejorar la situación financiera de la institución, sino también responder a las necesidades epidemiológicas y sanitarias de la población. Esto, tras un período que ha visto una baja en los índices de asegurados y un alza en la morosidad.
La CCSS históricamente depende de las contribuciones realizadas por los trabajadores y empleadores, siendo su mayor fuente de ingresos. Sin embargo, desde la recesión global de 2009, ha disminuido su liquidez debido a múltiples factores entre los que destacan los altos niveles de morosidad, los altos costos del seguro que afectan principalmente a los trabajadores independientes, y la deuda del estado con la institución que supera los 2.7 billones de colones.
Este estudio, permite analizar el comportamiento de los ingresos en las últimas décadas, evidenciando una tendencia a la baja: mientras que en el 2000 representaban el 78.1% de los ingresos de la CCSS, en 2021 la participación cayó en 20.5 puntos porcentuales. Otro análisis relevante, es que los egresos presupuestados por la CCSS, resultan ser mayores que los ingresos totales, denotando la subejecución de la institución.
Esto, unido a otros obstáculos financieros, tienen una consecuencia directa en la desmejora continua de los índices de cobertura en la última década, evidenciado en las cifras que pasaron de un 95.4% en 2017 a un 90.4% en 2021.
La principal afectación de esta realidad financiera son los bajos índices de inversión en innovación y terapias innovadoras. Si bien, la institución ha realizado un esfuerzo para mejorar la eficiencia de las compras a través de convenios y la consolidación de compras, lo que ha generado un ahorro mayor a los 1,300 millones de colones, la inversión en medicamentos ha bajado en las últimas dos décadas llegando apenas a un 7.1% en 2021.
La inversión en salud tiene un efecto directo en la generación de empleo en el país, contribuyendo de manera significativa al PIB; así lo demuestra WifOR Institute en su estudio “El estado de la Economía de la Salud en Costa Rica, Guatemala, Panamá y República Dominicana”.
Este estudio, destaca que la Economía de la Salud aporta el 7.9% del PIB, y genera una huella de 4.6 mil millones de dólares que potencia el desarrollo económico de Costa Rica. Esta cifra, supera el aporte del turismo y de la agricultura.
Parte de esta huella económica se da gracias a la generación de empleo, ya que se estima que el 10.1% de la fuerza laboral costarricense se concentra en el sector de la salud, generando 220 mil empleos directos (casi tan importante como el sector agrícola).
Sin embargo, al realizar la comparación con Panamá, Guatemala y República Dominicana, este estudio coincide en que la productividad del país se encuentra en tendencia a la baja, siendo el menor aporte de los países analizados, y presentando la menor tasa de crecimiento anual de la Economía de la Salud de apenas un 3.5%.
No obstante, un aspecto fundamental que señala este estudio es la oportunidad que existe en el país para fomentar la cobertura y el acceso a los servicios de salud a través de la digitalización de la salud. Costa Rica presentó las condiciones óptimas a nivel de infraestructura de internet (el 80.5% de la población cuenta con conexión) y se encuentra propicio hasta en un 89%, a nivel de marco jurídico, para la implementación del registro de salud electrónico.
En este sentido, se recomienda analizar qué datos se pueden generar desde el EDUS que permitan identificar las principales áreas de mejora en la red de servicios y las necesidades médicas de la población.
Para Fedefarma, una adecuada inversión en salud y un uso eficiente de los recursos, unido a la implementación de la digitalización de la salud para mejorar los niveles de acceso, le permitirá a Costa Rica disfrutar de los beneficios que experimentan otros países que siguen las recomendaciones de los organismos internacionales, tales como: el acceso a terapias innovadoras, la mejoría del primer nivel de atención, y por ende la prevención de enfermedades, la mejoría en la infraestructura y la atracción de inversión extranjera que permita mejorar los índices de productividad.
Si bien la Economía de la Salud contribuye notoriamente al PIB y a la generación de empleo, al comparar sus resultados con el resto de la región, estos no se traducen en la efectividad y productividad del sistema de salud costarricense.
Los retos financieros que enfrenta la seguridad social del país requieren de un cambio en el paradigma basado en el planeamiento estratégico, metas cuantificables, mecanismos de compras innovadores que permitan la entrada de medicamentos y tratamientos seguros y de alta calidad, y atracción de inversión externa, entre otros. Ante esto, algunas de las recomendaciones que Fedefarma ha compartido con las autoridades de salud son:
Es necesario aplicar análisis de ingeniería industrial a los procesos para identificar y eliminar tiempos muertos, ineficiencias, excesivo trabajo administrativo y similares. Para mejorar la administración presupuestaria, se recomienda impulsar la gestión por resultados, que precisa el establecimiento de planes estratégicos con metas cuantificadas y un costeo adecuado o indicadores de desempeño de sus principales programas y metas.
Preparar una política de financiamiento de mediano y largo plazo tomando en consideración los cambios del mercado laboral y la situación fiscal del país. Esta política debería considerar proyecciones en materia de consumo de medicamentos, utilización hospitalaria y rubros similares con la perspectiva de fortalecer el financiamiento de los EBAIS.
Desde la perspectiva del acceso a la innovación y la sostenibilidad del sistema de salud, se debe valorar a mediano plazo algún sistema de financiamiento externo que sea específico para cubrir patologías llamadas de alto costo (oncológicas, autoinmunes, enfermedades huérfanas).
Debe considerarse, para favorecer el acceso a la innovación y la sostenibilidad, la participación de la CCSS en la investigación biomédica, específicamente en ensayos clínicos de intervención.
Aunque Costa Rica tenga una inversión razonable en salud pública, la misma debería incrementar al menos en el mismo porcentaje que el PIB, siguiendo las recomendaciones de organismos internacionales.
Se recomienda que la CCSS adopte e implemente nuevos mecanismos de compras que puedan resultar en una mejora en el acceso de medicamentos para pacientes con enfermedades complejas, a partir de los conceptos de contratación estratégica y compras públicas innovadoras.
Las autoridades sanitarias deben analizar el comportamiento financiero de las instituciones de salud con el objetivo de tomar medidas preventivas y correctivas que, no solo aseguren la continuidad del sistema de salud, sino también el acceso a un servicio de calidad y a la innovación que beneficie la calidad de vida de los costarricenses.
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