En el dinámico 2023, la sociedad demanda evolución constante y aprendizaje continuo para interactuar con las nuevas formas de inteligencia y adaptarse a los cambios en todos los ámbitos.
Por: Lic. Christopher Stephenson Peñaranda. Bachiller en Administración de Negocios con énfasis en Recursos Humanos, Licenciatura en Administración de Negocios, Docente Universitario- Universidad Americana, Gestor de compras públicas menores-Instituto
(M&T) - La tecnología avanza a pasos agigantados y con ella el abrupto surgimiento de las inteligencias artificiales, el entorno actual demanda un constante aprendizaje acompañado de una actualización permanente en el ámbito personal, académico y profesional. Atrás quedó la época en la que hablar de estas tecnologías parecía una conversación con matices surrealistas y futuristas. Hoy, en pleno 2023, se vive en una sociedad que exige una evolución constante en todos los ámbitos, esto incluye un aprendizaje continuo en la interacción con estas nuevas formas de inteligencia.
La capacidad de resolver problemas estadísticos, analizar datos, crear contenido y generar códigos de programación sofisticados, son solo algunas de las habilidades que estas tecnologías son capaces de llevar a cabo en cuestión de segundos; tareas que en otrora tomaba horas e incluso días. La humanidad se enfrenta con esta realidad.
Existen distintas aristas ante este escenario, existe el escenario fatalista donde las “maquinas” podrían reemplazar, doblegar y someter al ser humano. Por otra parte, existe un panorama complementario y colaborativo; visualizando una coexistencia sostenible entre sistemas inteligentes y los humanos.
Además, se puede pensar en la alternativa de obviar y desestimar la realidad y continuar sin permuta alguna. En este contexto, definitivamente es necesario pensar ¿con cuál escenario se identifica cada individuo? Partiendo de la premisa que la inteligencia artificial llegó para quedarse; pensar que el desarrollo profesional y personal son un proceso de mejora continua. El ser humano está en la obligación de aprender y coexistir con las nuevas tecnologías, tanto en el entorno personal, vocacional, académico y profesional.
Como profesional en el área de la Gestión y Desarrollo del Talento Humano; es fundamental indicar que la fuerza laboral esta “obligada”, en el buen sentido de la palabra a fomentar el aprendizaje. Dejando de lado las excusas, hoy día el acceso a la información y oportunidades de formación son muy amplias. Lo importante es, que no son exclusiva ni excluyentemente delimitadas por factores económicos. Existen diversos mecanismos de aprendizaje autodidacta y colaborativo para evitar la obsolescencia.
En la actualidad se está viviendo un cambio sin precedentes, hablando específicamente de la vertiginosa ocurrencia de los eventos. Bajo ese escenario es momento de prestar atención a nuestro entorno laboral. Realizar un alto: dejar de desperdiciar el tiempo en actividades superfluas y proceder con un autoanálisis profundo, preferiblemente por medio de un análisis FODA a conciencia.
Con el fin de identificar las fortalezas, puntos de mejora, oportunidades y amenazas para el presente y futuro, para disminuir la brecha de conocimientos y habilidades antes de que sea demasiado tarde.
Años atrás se popularizó el concepto del entorno VUCA, haciendo referencia a los tiempos de alta volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad a que se enfrentaría el mundo. Esto es una realidad en el 2023.
Muy puntualmente, para la fuerza laboral multigeneracional de hoy, definitivamente es el momento de replantear el rumbo a tomar; con el fin de continuar o comenzar a ocuparse en ser cada día más atractivos para el mercado laboral; esto por medio del desarrollo de habilidades blandas; dado que estás serán herramientas indiscutibles en la ardua competencia contra las nuevas tendencias tecnológicas.
Es indispensable desarrollar factores diferenciadores de éxito, para lograr ser parte de la ecuación entre la convivencia y colaboración con inteligencias artificiales, robótica y la automatización.
Solamente el ser humano tiene de momento la habilidad de tomar decisiones bajo presión, tener empatía con sus colaboradores, gerenciar con cualidades de liderazgo, generar valor agregado a los procesos por medio de la creatividad y la innovación, aplicar la resiliencia para aprender de los momentos de crisis, resolver conflictos, fomentar la inclusión y diversidad; entre otras. Características que hacen única a la raza humana.
Finalmente, resaltar que: la mayoría de los sistemas inteligentes que surgen, requieren de la interacción con seres humanos para lograr de manera satisfactoria el cumplimiento eficiente y efectivo de los objetivos. Por lo tanto, bajo ese panorama nacen nuevas oportunidades de especialización, se debe pensar en el aprendizaje en administración de sistemas, inteligencia de negocios, computación en la nube, mantenimiento y soporte de sistemas inteligentes, ciberseguridad, seguridad de la información, análisis y comprensión de datos, diseño y desarrollo de experiencias de usuario, psicología, generador de comandos “prompt manager”, este último es en otras palabras. Aprender a dar órdenes y/o instrucciones útiles a los sistemas inteligentes, destrezas que son y serán una ventaja competitiva.
En conclusión, queda claro que el futuro del trabajo está en constante evolución, es importante que los trabajadores se adapten y evolucionen junto con él. La transformación de los puestos de trabajo es inevitable, pero esto no significa que desaparecerán en su mayoría. Al contrario, se espera que surjan nuevas oportunidades de empleo en áreas que ni siquiera se pueden imaginar hoy en día.
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