De Bloomberg News
Ante la expansión de la pandemia del Covid-19, los gobiernos de América Latina se han encontrado con un problema más, la recopilación de datos para poder medir la inflación.
Las agencias de estadísticas en toda la región se enfrentan ahora con el desafío de recopilar datos de precios, ya que muchos establecimientos han cerrado y los investigadores no pueden salir a levantar datos debido a las restricciones de movilidad.
La alternativa más viable es buscar precios en línea, pero esta opción tiene inconvenientes, como una baja penetración del comercio electrónico en los países en desarrollo, lo que puede causar distorsiones en los datos de la inflación.
De acuerdo a expertos, esto podría llevar a leer algunos efectos inflacionarios nulos, cuando fueron positivos.
Si bien el problema no es exclusivo de América Latina, los cambios se producen en el momento más inoportuno, justo cuando los bancos centrales necesitan toda la información que puedan recabar para calibrar la política monetaria y las instituciones del sector privado revisan las proyecciones económicas para dar cuenta del impacto de la pandemia.
También coinciden con una ola regional de flexibilización que ha llevado los costos de endeudamiento a mínimos históricos o de varios años.
Los gobiernos están endureciendo rápidamente las restricciones sociales en un esfuerzo por contener la propagación del virus Covid-19. El Salvador impuso cuarentena domiciliar, Guatemala, Honduras y Panamá decretaron toque de queda por horas o por regiones. Todos los países han restringido de alguna manera la movilidad de sus ciudadanos.
Obtener datos nuevos para los costos de los servicios será particularmente difícil. Y luego, está el problema de estar seguro de que los datos recopilados se procesen a tiempo mientras los empleados trabajan de forma remota.
Sin duda, las agencias de estadísticas son conscientes de los desafíos y están trabajando para garantizar la continuidad de los datos.
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