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Hipótesis de las fuerzas expansiva y gravitacional en el contexto financiero

El análisis de los fenómenos naturales, particularmente la concepción misma del universo, así como sus posibles finales, ha derivado entre otras, en dos alternativas de interés, basadas precisamente en dos fuerzas fundamentales que determinan el funcionamiento mismo de la materia, el espacio y el tiempo.




Por: Dr. Juan Diego Sánchez Sánchez, Ph.D
Asesor y analista financiero, abogado, profesor e investigador

(M&T)-. Se entiende para estos efectos los conceptos de la expansión y la gravedad, temas primordiales que han permitido una mejor concepción de la realidad universal.


Se precisa para la primera, es decir, la fuerza expansiva, aquel impulso, aún no explicado del todo, que señala que el mismo espacio y el tiempo dentro del universo se encuentran en contaste crecimiento, donde los cuerpos celestes se alejan cada vez más entre si, habiendo derivado en hipótesis incluso ligadas a la energía oscura, planteando así una progresividad en la expansión. Por otra parte, y como segunda fuerza, se tiene la gravitacional, la cual es ligada a la masa de los objetos, ejerciendo una atracción entre ellos, y pudiendo llegar a unirlos aún de forma violenta.


Estas aproximaciones, evidentemente, poco tienen que ver con el estudio de las finanzas, no obstante, y de reciente data, surge el concepto de las Finanzas Cuánticas, rama que busca aplicar los preceptos de la mecánica cuántica al campo de la gestión dineraria y de recursos, al menos desde sus concepciones matemáticas y predictivas. Esto permite la extrapolación de tópicos, incluidas las fuerzas esenciales que rigen el universo mismo, dando paso así a los conceptos de la expansión y la gravedad financieras, ligándose la primera al crecimiento y aumento de una operación pecuniaria personal o empresarial de forma creciente o exponencial, mientras que la segunda refiere al encapsulamiento de los recursos y la protección de los activos existentes, sin posibilidad de un incremento operativo.


Ahora bien, al escudriñar la fuerza expansiva, esta implica no solo el alejamiento paulatino de los elementos con masa, tema que en materia financiera se liga a los activos, capital y demás elementos como el valor accionario y el flujo monetario. Esta fuerza desde un punto de vista financiero implicaría el crecimiento de la operación lucrativa de una determinada persona física o jurídica, pero previendo que con dicho crecimiento, la energía misma que permite el encadenamiento productivo puede verse afectada, implicando una especie de separación del núcleo dinerario fundamental del negocio.


Cabe señalar en este punto el precepto fundamental referente a que la energía no se destruye, pero sufre pérdida de sustentación y potencia con cada transformación, aspecto que es correlacionable a la fuerza expansiva financiera, pues un crecimiento desmedido puede repercutir en una desmembración de los bienes societarios o personales, cuyos valores pueden verse disminuidos. Destacan en esta figura temas tales como las escisiones societarias, la derivación de instrumentos financieros, la desfragmentación de activos, así como la indeterminación contable.


Por otra parte, en referencia a la gravedad financiera, esta implicaría la atracción de los valores empresariales o personales de índole valorativo, donde su enfoque radica en la unificación e integración del flujo comercial y monetario, señalando un agrupamiento que ejerce presión sobre el precio mismo de los elementos (por analogía, la masa), pudiendo agrupar de manera potente el peculio generado, pero también evitando un crecimiento, y pudiendo presentar colapsos dinerarios y de rendimientos por una concentración muy marcada de los valores o activos.


Con relación a lo antes dicho, ambas fuerzas también tienen derivaciones físicas de corte apocalíptico, pues marcan posibles finales para el universo conocido, donde la expansión señala la posibilidad de una “Big Rip” o un “Big Freeze”, pues al separarse los cuerpos celestes a tasas incontrolables, la energía sufriría transformaciones que la haría desaparecer paulatinamente, desgarrando el espacio tiempo, o bien, congelando la existencia misma. La fuerza gravitacional implica una tasa de atracción potencialmente fatal, ocasionando una especie de implosión de la materia, colapsando la realidad observable.


Llama la atención el ligamen analógico y extrapolable de ambos eventos apocalípticos a la gestión financiera, pues en efecto señalan tener una aplicación práctica, donde para la fuerza expansiva financiera y en caso de ser desmedida y desproporcionada, implicaría un rompimiento del giro comercial y denotaría una pérdida de la capacidad lucrativa, pues al ser un crecimiento insostenible, los recursos serían drenados. Para la gravedad financiera, parece observarse una especie de sesgo de protección excesiva, pues al renunciar por completo a un crecimiento dinerario, los activos involucrados estarían perdiendo valor, y aunque se unifiquen para un aumento del quantum total, no denotan una posibilidad de cambio o aumento.


Claramente, la salud financiera radica en un balance entre la fuerza expansiva y la gravitacional, donde el crecimiento y la generación de energía lucrativa de forma sostenible son fundamentales para evitar el colapso del giro de negocio, y lograr un equilibrio creciente y atrayente simultaneo.


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