(M&T).- Centroamérica y República Dominicana se consolidó como un año de recuperación económica para la región, además los estragos económicos y sociales provocados por la pandemia del COVID-19 y los huracanes Eta e Iota causaran la mayor contracción que ha vivido la región en su historia reciente, en 2021 todos los países mostraron una reactivación de la actividad económica.
Aunque el proceso de recuperación ha sido generalizado, se ha dado a diferentes velocidades. Se espera que Panamá registre el mayor crecimiento del continente en 2021, pero la producción no alcanzaría sus niveles prepandemia hasta finales de 2022 o 2023, por el impacto económico que tuvo el severo confinamiento de 2020.
Belize ha experimentado un sólido repunte, pero regresaría a su nivel de producción prepandemia entre 2022 y 2023 por su alta dependencia del sector turismo, al igual que Honduras, que fue el país más golpeado por los huracanes. Por el contrario, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Nicaragua y República Dominicana ya alcanzaron el nivel de actividad económica del 2019.
La reactivación de la región viene asociada con la recuperación de Estados Unidos, a través de su incidencia en el comercio exterior y en la recepción de remesas familiares. Las exportaciones superan ya los niveles prepandemia en todos los países, lo que se asocia tanto con el alza del precio de las materias primas, tales como el café, maíz, trigo o azúcar, como con el incremento en las cantidades exportadas. Por su parte, el crecimiento de las remesas, a niveles históricos en algunos casos, ha favorecido principalmente a los países del norte de Centroamérica y a República Dominicana.
A nivel sectorial, la recuperación también ha sido heterogénea, lo cual ha impactado la recuperación del empleo. Los sectores de manufacturas, telecomunicaciones, energía, y agricultura lideran este proceso en la mayoría de los países, mientras que el sector hotelero, la construcción y el comercio, importantes generadores de empleo, continúan rezagados. Esto ha determinado que la recuperación del empleo haya sido más lenta que la de la actividad económica.
En la mayoría de los países, el número de trabajadores cotizantes apenas vuelve a alcanzar el nivel prepandemia. Además, la presencia de altos niveles de informalidad impide contar con un panorama completo en términos de la creación de empleo.
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Sumado a lo anterior, el incremento en el precio de las materias primas, disrupciones en cadenas de suministro, y el repunte en la actividad económica se han traducido en presiones inflacionarias. En varios países, la tasa anual de inflación rebasa considerablemente los rangos establecidos por los Bancos Centrales. Este es el caso de República Dominicana, en donde la inflación alcanza el nivel más alto desde 2011.
Durante la pandemia, la tasa de pobreza aumentó en 14 puntos porcentuales, llegando a afectar al 54% de la población en Honduras, al 55% en Guatemala, y al 35% en Panamá, donde se estima que aumentó en 12,5 porcentuales.
El Grupo BID trabaja con los países para contribuir en sus estrategias de crecimiento y reducción de pobreza, a través de mejoras en la productividad e inclusión social, y mediante el impulso a la integración regional. En 2021, este compromiso se concretó a través de operaciones de financiamiento, asistencia técnica y productos de conocimiento para dar respuesta a la pandemia y apoyar la recuperación económica.
Los siguientes capítulos destacan las principales actividades del Banco en Centroamérica y la República Dominicana durante el año, a nivel regional y por país, que apoyan la Estrategia Institucional del Banco y la Visión 2025, nuestra hoja de ruta para promover el crecimiento sostenible e inclusivo en la región.
En el sector público en el 2021, el BID financió 26 préstamos al sector público totalizando US$2.162 millones y brindó asistencia técnica mediante 78 donaciones por un valor de US$41,3 millones.
Reducción del financiamiento de emergencia acorde con un contexto de recuperación. Aprobaciones en 2021 similares al promedio prepandemia.
US$210 millones movilizados en cofinanciamiento, equivalente al 10% del total aprobado. US$69 millones de proyectos de cartera en ejecución fueron reformulados o redireccionados para responder a la pandemia.
Aunque se ha superado la emergencia sanitaria, 24% de los recursos aprobados (US$525 millones) estuvieron directamente focalizados en atender los efectos de la pandemia del COVID-19.
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