Además aportan más del 1.8% del PIB en Costa Rica, destacando como un motor clave para el desarrollo del país.

El impacto de las universidades privadas en el tema educativo en el país centroamericano, es importante y crucial, convirtiéndose en centros de estudio superior, donde se gradúan la mayoría de los profesionales del país.
En un contexto donde sólo el 39% de la población logra acceder a la universidad y el país enfrenta desafíos crecientes en materia de educación, un nuevo estudio elaborado por Consejeros Económicos y Financieros S.A. (CEFSA)destaca la relevancia de las universidades privadas en Costa Rica como actores fundamentales en el desarrollo económico y social.
El estudio, realizado en conjunto con la Unidad de Rectores de las Universidades Privadas (UNIRE), analiza el impacto de estas instituciones entre 2018 y 2023 y revela que las universidades privadas aportan más del 1.8% del PIB nacional y representan el 54% de los graduados en educación superior.
Los hallazgos del estudio fueron presentados en el marco del Encuentro “Desafíos y Propuestas para una Educación Superior de Calidad: Experiencias en Latinoamérica”, dónde se abordaron temas para el futuro de la educación superior en Costa Rica, tales como la flexibilización de trayectorias formativas, la transformación digital, el aseguramiento de la calidad y la internacionalización.

Principales hallazgos del estudio
1. Aporte al PIB y desarrollo económico: las universidades privadas contribuyen
directamente con un 0.68% del PIB y generan un impacto indirecto del 1.15%,
consolidándose como un motor esencial para la economía nacional.
2. Acceso y equidad: más de la mitad de los graduados con título universitario provienen de universidades privadas, reduciendo brechas de género y acceso en zonas rurales.
3. Formación en áreas estratégicas: un 25% de los graduados de universidades privadas se especializan en STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), fortaleciendo sectores clave para la competitividad del país.
4. Innovación y respuesta al mercado: las universidades privadas han demostrado mayor capacidad de adaptación a las tendencias educativas globales, incorporando modelos híbridos y microcredenciales para atender la demanda laboral.
Los hallazgos subrayan la urgencia de fortalecer la colaboración entre el sector educativo privado y el Estado con el fin de garantizar un acceso equitativo y de calidad a la educación superior. En un país donde el 61% de los jóvenes entre 18 y 24 años no logra ingresar a la universidad.
“Si Costa Rica quiere brindar oportunidades reales de estudio a ese 61% de jóvenes que no están logrando acceder a estudios universitarios, debe de manera decidida formular políticas públicas que potencien el crecimiento de la educación superior privada. Por razones estructurales el país no puede depender exclusivamente de las universidades estatales para atender la creciente demanda de educación superior”, afirmó Rosa Monge Monge, presidenta de UNIRE.
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