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Estructura tributaria hondureña sigue siendo regresiva

El Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi) presentó en Tegucigalpa el documento Perfiles Macrofiscales de Centroamérica número 11, que contiene el análisis de la situación fiscal de la región centroamericana al cierre de 2018.

Uno de los hallazgos más importantes que dio a conocer Icefi, es que cada vez se hace más notorio que los impuestos son la principal fuente de ingresos en Honduras al alcanzar un 91.1% de los ingresos totales para 2018. La carga tributaria pasó de 17.9% del PIB a 18.2% entre 2017 y 2018.

También el instituto resaltó que la estructura tributaria sigue siendo regresiva; pues el mayor porcentaje proviene de los impuestos sobre la producción, consumo y ventas, que representaron el 44.0% del total colectado, seguidos de los tributos sobre la renta, que representaron el 34.8% de la recaudación.

Para 2019, se ha presupuestado una carga tributaria de 17.5%, lo que a criterio del Icefi, implica que se sigue con la práctica de subestimar los valores incorporados en el presupuesto para luego mostrar resultados excepcionales, lo cual es además de utilidad para evitar que los ingresos sean rígidos al tener destino específico.

Asimismo, el Icefi señaló que la política de incentivos y de protección comercial en Honduras ha provocado que su gasto tributario fuera de 7% del PIB, en 2017, el más alto de la región centroamericana.

El Instituto señaló que, en materia de gastos, Honduras continuó con una agresiva política de austeridad, cuyo tamaño de Gobierno Central se redujo desde el 20% del PIB en 2017 al 19.4% en 2018 y se estima que en 2019 será 19.3%. La dinámica del gasto público, como porcentaje del PIB, en Honduras puede observarse, que respecto a 2017, tanto los gastos de funcionamiento como los gastos de capital se contrajeron drásticamente, dando lugar sólo a un aumento en las erogaciones relacionadas con el servicio de la deuda pública.

El Icefi alertó que la seria contracción de los gastos puede provocar un deterioro de los bienes y servicios públicos que se ofrecen a los habitantes, y que, salvo una mejora en la eficiencia del gasto, podría implicar un aumento de la pobreza y la exclusión social en los próximos años.

En 2018, de acuerdo a las estadísticas oficiales, Honduras obtuvo un superávit de 0.4% del PIB; sin embargo, para el Icefi es contradictorio que pese a tener un balance positivo se presente un incremento de la deuda pública.

Por lo que, en el caso, hondureño, de acuerdo al Instituto, para conocer apropiadamente el comportamiento del sector fiscal, debe incorporarse el traslado de recursos a los fideicomisos, lo que muestra que en realidad para 2018 se tuvo un déficit fiscal, el cual ascendió a 1.6% del PIB. A pesar de esto, es notoria la reducción del déficit fiscal, respecto al 1.9% reportado en 2017 y, por supuesto, muy por debajo del 6.0% de 2016. En cuanto a la deuda pública, ésta continuó con la tendencia al alza, cerrando 2018 en 48.6% del PIB, por encima del 47.5% de 2017.

Por otra parte, de acuerdo a los resultados del Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) que elabora Transparencia Internacional (TI), Honduras presentó una calificación de 29 puntos para 2018, similar a la del año anterior.

El resultado muestra un estancamiento en la percepción de la lucha contra la corrupción en esta nación centroamericana, que lamentablemente no ha dado pasos firmes para mejorar las condiciones en el uso de los recursos públicos y para la búsqueda de mecanismos que permitan fortalecer la competitividad.

Asimismo, el Icefi recordó que de acuerdo al Índice de Presupuesto Abierto que edita International Budget Partnership (IBP), Honduras es uno de los peor evaluado de toda América Latina, en el apartado de participación ciudadana durante el ciclo presupuestario, al obtener una nota de 7 sobre 100.

Finalmente, el Icefi concluyó que la estrategia fiscal adoptada por Honduras no contribuye a mejorar las condiciones de vida de la población; pues la reducción del déficit fiscal ha sido a costa de una reducción de la inversión pública y el gasto social.

Por lo que el Instituto advirtió que aun cuando se alcance la sostenibilidad de la deuda, ello no implicará una mejora real en el país. En ese sentido, es fundamental que el diseño de la política fiscal responda a los problemas centrales de Honduras, como lo son el incremento de la pobreza, la migración constante de personas al resto del mundo, la falta de oportunidades de la población, la garantía de los derechos y la consolidación de la democracia.

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