El 2020 marcó un punto de inflexión en nuestras vidas. Algunas experiencias y relaciones que dábamos por sentado las perdimos por un tiempo. Las empresas también se vieron afectadas, todas tuvieron que reinventarse y hacer cambios profundos para enfrentar los nuevos retos.
Por Nancy Retana, Directora de Relaciones Públicas, Sostenibilidad y Reputación de CLC Comunicación, afiliada a LLYC.
Posterior a la pandemia del Covid-19, se esperaba que la reactivación económica permitiera volver a los números de crecimiento y consumo de las familias y empresas. Sin embargo, el nuevo entorno económico pone en jaque ese proceso de recuperación económica.
En países en vías de desarrollo como los de Centroamérica y el Caribe, las estrategias de sostenibilidad basadas en criterios ESG están tomando cada vez más relevancia. Estos criterios ESG se refieren a factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo que los diversos públicos de interés de la empresa tienen en cuenta a la hora de relacionarse, consumir e invertir en una empresa. Aunque su origen se remonta a varias décadas atrás, en los últimos años se han convertido en la referencia de la inversión socialmente responsable (ISR).
En este contexto, las dinámicas económicas, sociales y ambientales de la región centroamericana y del Caribe exigen que las empresas tengan un compromiso mayor para poder tener un impacto en las comunidades donde se desarrollan. Esto permite que las organizaciones puedan ser muy creativas a la hora de desarrollar estrategias de negocio bajo criterios ESG.
Pero, ¿Cómo hacer para desarrollar una correcta estrategia ESG que potencie los objetivos de la empresa? Aporto cinco consejos claves:
Pensamiento estratégico: El primer paso tiene que ser plantearse una estrategia de intervención, para lo cual es preciso conocer las expectativas y necesidades de las partes interesadas. También se debe analizar y considerar el contexto socioeconómico y cultural en el cual se desarrolla su comunidad y región. Otro punto importante es construir los principales temas materiales de la organización, los cuales fundamental las áreas de trabajo que se tendrán para el siguiente periodo.
Diseño, análisis, planificación y ejecución: La empresa debe sentarse en la mesa de diseño, analizar los pros y contras de cada proyecto e iniciativa, planificarlos no solo en el tiempo, si no en los costos y en los indicadores que queremos ejecutar, con plazos claros y realistas. Posteriormente inicia la fase de ejecución, en la cual se implementa las actividades y procesos planificados. Es muy importante que estas actividades sean medidas en términos de indicadores, lo cual va a fundamentar la evaluación del proyecto e iniciativa.
Fortalecimiento de las capacidades de relación: Mientras se está trabajando en la ejecución, debe aprovecharse el acercamiento con los públicos de interés para fortalecer las capacidades de relacionamiento de la empresa, conocerlas más, entender las formas en las que vive y que los públicos encuentren en la organización un aliado estratégico en su cotidianidad.
Generación de alianzas estratégicas: La ejecución de actividades con criterios ESG nos permite el desarrollo de alianzas a largo plazo, con autoridades, organizaciones regulatorias, entre otras. Estas alianzas pueden contribuir a mejorar procesos internos al recibir el feedback de ellas.
Revisar e informar: Luego de realizar las etapas anteriores es hora de hacer un balance sobre lo actuado. Revisar los aciertos y los errores, analizar el cumplimiento de las metas programadas e informar a los públicos de interés sobre cómo la empresa mejoró las condiciones de vida de la comunidad.
Este debe ser un proceso en el cual se genere valor a los públicos de interés. La retroalimentación es clave, por lo cual es necesario continuar innovando y mejorando los procesos para nutrir las estrategias con criterios de ESG, generar un mayor impacto y promover la reputación de la empresa en la comunidad, país o región.
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