¿Es hora de que América Latina implemente impuestos sobre la riqueza?
- Walter Rivera
- hace 6 horas
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En un contexto donde la desigualdad económica persiste como un desafío estructural en América Latina y el Caribe, el Banco Mundial propone una medida audaz: gravar la riqueza como estrategia para promover la equidad y el crecimiento económico.

(M&T)-. La concentración de la riqueza es un tema que ya no puede esquivarse en las discusiones sobre desarrollo económico. Según un nuevo informe del Banco Mundial, América Latina y el Caribe podrían beneficiarse significativamente al aplicar impuestos bien diseñados sobre la riqueza, no como medida aislada, sino como parte de una estrategia integral para promover la equidad y dinamizar el crecimiento económico.
El estudio estima que la implementación de este tipo de gravámenes podría generar hasta US$10,000 millones en ingresos adicionales al año, equivalentes al 0.1% del PIB regional. Estos recursos podrían destinarse a programas sociales, inversiones públicas o mejoras en la infraestructura, contribuyendo a cerrar brechas estructurales en educación, salud y acceso a oportunidades.
América Latina es una de las regiones más desiguales del mundo, con una fuerte concentración de activos en el 10% más rico de la población. El informe destaca que, si bien muchos países han avanzado en impuestos sobre el consumo, la tributación sobre la riqueza patrimonial sigue siendo baja y poco progresiva, lo que limita su capacidad redistributiva.
Uno de los desafíos clave está en el diseño. Para evitar que estas políticas resulten regresivas o desincentiven la inversión, el Banco Mundial recomienda aplicar tasas moderadas, mejorar los registros de activos y fortalecer la capacidad de fiscalización de las autoridades tributarias. También propone avanzar hacia una coordinación regional para evitar la fuga de capitales y la competencia fiscal entre países.
Desde el enfoque empresarial, el tema genera posturas divididas. Por un lado, algunos líderes del sector privado consideran que un sistema fiscal más justo podría aumentar la estabilidad social y la confianza en las instituciones, lo que a largo plazo favorece el clima de inversión. Por otro lado, advierten que cualquier carga adicional debe ser transparente, predecible y orientada al desarrollo, para no ahogar a los motores productivos.
En términos comparativos, América Latina destina en promedio un 4.4% del PIB a la recaudación patrimonial, muy por debajo del 12% en países de la OCDE. Esto abre un margen importante para revisar el papel de la riqueza no solo como acumulación, sino como una fuente potencial de financiamiento para políticas públicas más inclusivas.
El documento del Banco Mundial también recuerda que no se trata solo de recaudar más, sino de recaudar mejor. Esto implica reformas integrales que incorporen educación fiscal, mejora tecnológica en las administraciones tributarias y transparencia en el uso de los fondos, para generar legitimidad social y política en torno a estos impuestos.
La propuesta no es nueva, pero toma fuerza en un momento donde la desigualdad, el cambio climático y la presión fiscal se cruzan con la necesidad de pactos sociales más sólidos. En este contexto, gravar la riqueza no se plantea como una penalización al éxito económico, sino como una herramienta para hacer más sostenible y equitativo el modelo de desarrollo en la región.
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