Por: Yossi Abadi, empresario y abogado israelí. Considerado por FORBES como el israelí más reconocido en Centroamérica
(M&T)-. Vivimos en un nuevo mundo donde los países son mucho más grandes que sus limitaciones geográficas. Son tan grandes como sus ideas, como sus valores, como sus avances tecnológicos.
Israel es un gran ejemplo de esa fortaleza. Con tamaño geográfico de New-Jersey, Israel sigue sorprendiendo con su creatividad y juventud emprendedora.
Si pensamos que el año 2020 rompió un récord en inversión de riesgo en empresas de emprendimiento, pues el 2021 demostró que incluso eso se superaría; Pero en grande.
Las Start-ups israelíes han recaudado una suma astronómica de más de 25.4 mil millones de dólares durante el año 2021, en comparación con 11.5 mil millones de dólares recaudados en todo el 2020. Este salto en inversión, se considera el más significativo mundialmente en términos de recaudación total de capital de riesgo, duplicando el promedio global, y sobrepasando a potencias como EEUU, Reino Unido y Singapur.
Concluyendo el 2021, se registraron 74 nuevas empresas israelíes que han logrado recaudar “grandes rondas” – recaudaciones que superan los 100 millones de dólares cada una de ellas, en comparación con 22 rondas de este tipo en el año anterior. Solo este segmento refleja un aumento que supera los 300%.
En el 2021, 33 empresas israelíes se unieron al prestigioso club de “Unicorns” – empresas valoradas por más de mil millones de dólares, un salto de más del 100%. 57 empresas nuevas se sumaron a cotizar en la bolsa de valores, comparado con 22 durante el 2020. La pandemia pues no paro el avance. Todo lo contrario. Lo motivo.
América latina, por su lado, debe reconocer su gran potencial. Una región en crecimiento, con número creciente de empresas que han madurado, apostando también por el mercado americano. El continente tiene ventajas extraordinarias.
Pero el verdadero crecimiento económico del continente latinoamericano no vendrá del sector público; no vendrá desde los gobiernos. El fortalecimiento de la economía continental llegará desde las manos de los emprendedores. En ellos está el futuro del dinamismo económico, de las nuevas tecnologías transformadoras; en ellos está la generación de nuevos empleos de calidad, del crecimiento de la clase media.
Aunque los resultados de crecimiento vendrán de manos privadas, la experiencia global nos enseña que para lograr esas metas se requiere una intervención pública. Al menos al inicio. Sin respaldo de nuevas empresas para incentivar la producción de innovación, tomará mucho para que se genere un impacto visible.
Los gobiernos latinoamericanos deben incentivar programas de capital semilla, facilitando acceso a crédito para nuevos emprendimientos. Deben incentivar al sector financiero, motivarlo con beneficios, a incrementar el capital de riesgo.
El mejor momento de adoptar nuevas políticas – es ahora. La pandemia del COVID-19 ha acelerado dramáticamente procesos tecnológicos de digitalización en la región, creando nuevas oportunidades, nuevas necesidades, y espacios de crecimiento empresarial.
El gobierno que sembrara las semillas ahora, verá su resultado pronto. Sentar las bases para el impulso de emprendimientos sería el verdadero aporte de los gobiernos hacia el futuro de sus ciudadanos.
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