Bodega Emilio Moro, es una joya vinícola que ha trascendido tres generaciones en la histórica región de Ribera del Duero, ha desplegado su esencia en Costa Rica gracias a la visita de su presidente, Javier Moro, en colaboración con Alpiste-Bottega.
(M&T)-. Este viaje transatlántico abarca una agenda meticulosamente diseñada que comprende actividades de capacitación, revisión de negocios y eventos exclusivos para los apasionados de la vinicultura.
Ubicada en una región española inigualable, Bodega Emilio Moro se ha erigido como un ícono de tradición y calidad, trascendiendo el tiempo desde su fundación en 1932. La casa vinícola fusiona métodos con innovación enológica, resultando en vinos excepcionales que capturan la autenticidad del terroir. Su legado se manifiesta en creaciones distintivas como Finca Resalso, Emilio Moro DO, Malleolus, Malleolus de Valderramiro, Malleolus de Sanchomartín, La Felisa y Polvorete.
La travesía de Javier Moro por Costa Rica representa una oportunidad única para la comunidad vinícola local. La cata de vinos premium, guiada por el propio Moro, llevó a los asistentes a un viaje sensorial a través de la excelencia de Emilio Moro.
En palabras de Pietro Poma, Gerente General de Alpiste-Bottega, "Emilio Moro no es simplemente un producto de calidad; es sinónimo de excelencia y tradición en el mundo vinícola". Sofia Poma, Gerente de Relaciones Corporativas e Innovación, añadió que "contar con esta bodega en nuestro portafolio garantiza a nuestros clientes la experiencia de disfrutar vinos excepcionales, elaborados con pasión y expertise".
La amplia gama de vinos Emilio Moro, distribuida de manera exclusiva en Costa Rica por Alpiste - Bottega desde hace 15 años, permite a los amantes del vino explorar opciones que reflejan la diversidad y calidad de la oferta de la bodega. Desde el emblemático Finca Resalso hasta las joyas enológicas como Malleolus, cada botella cuenta una historia de dedicación y maestría.
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La presencia de Javier Moro, no sólo representa una oportunidad para degustar vinos excepcionales, sino también para sumergirse en una historia que ha atravesado generaciones y ha marcado logros en la fusión entre tradición e innovación en el mundo vinícola. La visita se erige como un puente entre la rica herencia de la bodega y el compromiso constante con la vanguardia enológica, llevando a los amantes del vino costarricenses a un viaje único por el tiempo y la excelencia.
Un legado de innovación
El legado de Emilio Moro trasciende la tradición al abrazar la innovación. Desde la plantación del Clon de Tinto Fino por parte de Emilio Moro hasta las iniciativas actuales, como el desarrollo de levaduras autóctonas, cuadernos de campo digitales, el uso de drones y la geolocalización en viñedo, la bodega ha mantenido una trayectoria constante de adaptación y mejora. La apuesta decidida por la innovación no solo abarca la viticultura, sino que se extiende a la comunicación y la creación de una cultura de la innovación en toda la cadena de valor de Emilio Moro.
La historia, tejida con hilos de tradición y esfuerzo, se remonta al abuelo de la tercera generación, Emilio Moro, nacido en 1891, y su hijo homónimo, Emilio Moro, en 1932, ambos criados entre viñedos en Pesquera de Duero, Valladolid.
Desde temprana edad, padre e hijo aprendieron a amar el vino a través del contacto directo con la tierra y la uva, forjando su pasión cosecha tras cosecha. Emilio Moro, el patriarca de la familia, transmitió a su hijo no solo el arte de la vinificación, sino también un amor inquebrantable por el viñedo y la tierra que lo sustentaba. Esta pasión arraigada se ha preservado y amplificado en la tercera generación, actualmente al frente de la bodega.
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