El Salvador mejora su posicionamiento regional y se perfila como destino estratégico para la inversión
- Walter Rivera
- hace 5 días
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El reciente anuncio del Departamento de Estado de Estados Unidos, que ubica a El Salvador en el Nivel 1 de seguridad para viajeros (la clasificación más favorable dentro de su escala) representa un nuevo hito en la proyección internacional del país.

(M&T)–. Este reconocimiento, reservado para destinos donde solo se requieren precauciones normales, coloca a El Salvador al mismo nivel que economías consolidadas como Suiza, Canadá y Japón.
Este cambio en la calificación representa un giro importante en la percepción internacional del país, que en años anteriores figuraba entre los territorios con advertencias elevadas para el turismo y los negocios.
Hoy, El Salvador se convierte en el único país de Centroamérica con esta calificación, lo que marca una ventaja competitiva frente a economías vecinas como Guatemala y Honduras (Nivel 3: “Reconsiderar viajar”) o Costa Rica y Panamá (Nivel 2: “Ejercer mayor precaución”).
Más allá de sus implicaciones para el turismo, este reconocimiento tiene un peso relevante en el ámbito económico. Una mejor percepción de seguridad fortalece la confianza de inversionistas, facilita la llegada de capital extranjero, y proyecta al país como un entorno más favorable para desarrollar negocios.
Un entorno que impulsa el crecimiento
La nueva calificación coincide con una serie de esfuerzos que el país ha emprendido en los últimos años para atraer inversión y dinamizar su economía. Entre ellos, destaca la Ley de Fomento a la Innovación y Manufactura de Tecnologías, que otorga una serie de incentivos fiscales para empresas que desarrollen proyectos en áreas como inteligencia artificial, servicios en la nube, desarrollo de software, robótica, y fabricación de hardware o semiconductores.
Esta ley contempla exoneraciones del impuesto sobre la renta, ganancias de capital, impuestos municipales y aranceles a la importación de maquinaria o insumos necesarios para el desarrollo de las actividades incentivadas. El régimen de beneficios tiene una vigencia de quince años a partir del acuerdo de calificación emitido por el Ministerio de Economía.
La combinación de un clima de seguridad mejorado, junto con este tipo de políticas públicas, refuerza el posicionamiento de El Salvador como una economía emergente en proceso de transformación, con una visión de largo plazo en sectores vinculados a la innovación, la tecnología y la producción de valor agregado.
Un momento clave para observar la región
En un entorno global que exige cada vez más certeza jurídica, gobernabilidad y eficiencia, el caso salvadoreño despierta atención no solo por su mejora en indicadores de seguridad, sino también por el cambio de narrativa que proyecta hacia el exterior. Esta percepción renovada puede tener efectos positivos en la atracción de turismo, el establecimiento de nuevos negocios, así como en el interés de organismos multilaterales y socios comerciales.
Para los observadores del entorno económico regional, El Salvador se convierte en un caso relevante de análisis: un país que, tras años de desafíos, comienza a capitalizar una nueva imagen internacional y a presentarse como un punto de interés para el comercio, la inversión y la innovación en Centroamérica.
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