La industria tecnológica ha sido uno de los pilares de desarrollo y evolución económica de muchos países a nivel global, contribuyendo al crecimiento del PIB en los mismos. Reconociendo esta tendencia y la necesidad de impulsar la innovación dentro de sus fronteras.
Por: Héctor Torres Abogado especialista en Derecho de los Negocios
Socio director de Torres Legal
(M&T)-. El Salvador se está posicionando como una nación innovadora y tecnológicamente avanzada con la promulgación de la Ley de Fomento a la Innovación y a la Manufactura de Tecnologías.
La ley, complementada por su reglamento, pretende incentivar a las empresas nacionales o extranjeras que operan dentro del sector tecnológico para que crezcan, desarrollen y, en definitiva, se establezcan con solidez en el país.
El Salvador pretende colocarse al nivel de países como Singapur, Irlanda, Chile, Canadá, Israel, Estonia o España, que se han destacado, entre otras cosas, por ser verdaderos “hub tecnológicos” tanto para empresas globales establecidas como para “Start ups”. De esa experiencia entendemos cómo Facebook colocó su sede en Irlanda, o como el proyecto de Start-Up Chile apoya a los emprendedores.
Se espera que este contexto legal genere que El Salvador sea considerada como una “nación Start up” como Israel, aplicando desde ya la mentalidad “Digital First” que puso a Estonia como un pionero en la transformación digital de su país, ciudadanos y empresas.
Esta legislación, junto con su respectivo reglamento, establece una serie de beneficios y responsabilidades para las empresas nacionales o extranjeras de industrias de innovación y manufactura tecnológicas que deseen establecerse o ya operen en El Salvador. Estos beneficios incluyen exenciones fiscales (total tax free), facilidades en la importación de equipos, entre otros, a cambio de un compromiso con la inversión en investigación, desarrollo e innovación.
Uno de los grandes aportes de esta Ley es la aplicación de incentivos a “nuevos proyectos”. Esto puede generar cierto temor o sensación de desventaja competitiva por parte de aquellos empresarios tecnológicos que no pueden gozar de estos incentivos. Sin embargo, el mismo diseño de la normativa establece los criterios para los nuevos y deja abierta las posibilidades de acceso a estos incentivos para las empresas ya establecidas. Por tanto, se tendrá un efecto positivo en ecosistema empresarial.
Si la ley es efectiva en atraer y promover más innovación y startups tecnológicas, podría haber beneficios indirectos para las empresas existentes, como una mayor disponibilidad de talento especializado, más oportunidades de colaboración y una economía local más sólida.
Y, por otra parte, las empresas ya establecidas tendrán que competir con nuevas empresas que podrían tener menores costos operativos debido a esos incentivos fiscales. La ley debería crear un campo de juego equitativo.
Se debe apuntar entonces, que la Ley de Fomento es una clara muestra del compromiso de El Salvador con la innovación y el desarrollo tecnológico. Al ofrecer un marco favorable para las empresas del sector, el país no solo busca atraer inversión, sino también consolidar un ecosistema tecnológico robusto y competitivo.
Para las empresas, es una oportunidad de oro para expandirse, innovar y consolidarse en el mercado salvadoreño, aprovechando los múltiples beneficios y facilidades que se ofrece. Sin duda, es el momento de explorar cómo una empresa tecnológica puede aprovechar al máximo esta oportunidad.
Las empresas existentes pueden necesitar adaptar sus estrategias, considerar nuevas inversiones en innovación o explorar cómo pueden, ellas mismas, beneficiarse de las disposiciones de la ley. Es esencial que las empresas se mantengan informadas y proactivas en este cambiante entorno legislativo. El marco legal actual apoya y fomenta el crecimiento y desarrollo del negocio tecnológico.
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