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El líder y la puntualidad


Por: Gabriela Montalto

Si uno pregunta qué es la puntualidad, normalmente la respuesta no se deja esperar: es llegar a tiempo a una cita o reunión, a una hora convenida. Con esta respuesta, únicamente se considera una de las tres definiciones que tiene la palabra de acuerdo a la Real Academia Española (RAE). Y no es de extrañar, porque eso es lo que nos han enseñado. También es de notar que la puntualidad, entendido como el hábito de llegar a tiempo, ha ido esfumándose en algunos círculos de la sociedad. Muchas veces hemos escuchado aquello de la famosa “hora tica”: el llegar a un evento, cita o reunión a la hora que mejor nos parezca generalmente mucho más tarde de lo que nos convocaron. Siempre podremos encontrar excusas para no llegar a la hora convenida: la presa en el peaje, la lluvia, no encontré dónde estacionar, una reunión se atrasó etc y etc., incluso aunque sea mentira.

Pero no me refiero a esa puntualidad en este comentario, ya que suscribir la palabra únicamente al paso de las manecillas del reloj, es restarle el valor concreto y eficiente que puede tener y que se explica en su segunda definición de acuerdo a RAE:

“Cuidado y diligencia en hacer las cosas a su debido tiempo. Tarea realizada con gran puntualidad”.

Y aquí es donde entra la profunda relación entre liderazgo y puntualidad. Un líder que tiene objetivos claros y definidos sabe que debe estar atento a que las tareas y procesos que le van a llevar a cumplir esos objetivos se den en el momento, lugar y con los recursos apropiados.  En el líder se genera, desde su interno, un reconocimiento por la puntualidad en su equipo como una de las actitudes que más los acerca a sus objetivos de negocio. El ser puntuales o no con nuestro desempeño de labores puede ser la diferencia entre un negocio exitoso y uno mediocre.

No importa la industria en la que ejerzamos nuestro liderazgo, puede ser de servicios o de pauta digital. La puntualidad debe ser uno de los valores que el líder fomente constantemente, siendo él el que pone el ejemplo.

La tercera definición según RAE es:

“Certidumbre y conveniencia precisa de las cosas, para el fin a que se destinan.”

Y aquí hay, como dirían, “mucha tela que cortar”. Porque se puede caer en situaciones donde las cosas y personas en una empresa, se destinen a fines que no son para los que se compraron o se contrataron.

En el caso de las personas, un líder debe tener claro cuáles son las habilidades y aptitudes de cada persona en su equipo, la suma de todas como equipo y la misión de cada puesto de trabajo. Y armar sus equipos de trabajo de manera holística, sirviendo a las necesidades de la empresa y a la vez a las de los colaboradores, percibiendo y entendiendo dónde es que cada persona se ajusta mejor y tiene mayor bienestar.  El líder inspira a su equipo a que realice sus labores con la certeza de que cada uno lo hará desde sus fortalezas, sus habilidades y su mejor actitud. Es responsabilidad del líder también estar al tanto de la situación contractual de cada persona, por ejemplo, de cuándo entró a la empresa, el otorgar reconocimientos, de cuándo debe evaluarse su desempeño, de cuándo es necesario que tome vacaciones. Ejercer la puntualidad en el proceso de gestión de talento es un paso vital hacia la Felicidad Organizacional, ya que un colaborador que fluye desde su naturaleza interior y es apreciado en el momento y lugar correctos, es un colaborador más feliz y con mayor bienestar.

La puntualidad entendida en todo su contexto, puede ser uno de los grandes valores diferenciadores de la empresa, atrayendo al mejor talento que hay disponible.

¡Espero que todos sus objetivos se cumplan a tiempo!

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