Con el regreso a clases de los niños los padres de familia se preparan para abastecer la despensa para la lonchera escolar y es importante recordar que como consumidores cumplimos un papel importante dentro de la seguridad e higiene de los alimentos. Las industrias alimentarias y los distribuidores cuidan los productos desde su producción hasta que el consumidor lo adquiere, y a partir de este punto, son los consumidores quienes cuidan de la inocuidad del producto hasta que lo consume.
Es importante mantener buenas prácticas al momento de la adquisición de los alimentos, así como en el hogar. En el supermercado, se deben escoger los productos acorde a las necesidades y el etiquetado. Este último es una herramienta de comunicación con el fabricante que le permitirá tomar una decisión informada.
Respecto a la seguridad alimentaria del producto, debe tomar en cuenta dos elementos: la fecha de vencimiento o consumo preferente y las condiciones especiales de conservación y utilización. Ambos dependen del otro, de modo que el consumidor, además de verificar la fecha en el envase, debe asegurarse de conservar el producto de manera adecuada.
Después de adquirir el producto en el supermercado es momento de llevarlo al hogar. El transporte inadecuado (por temperatura o tiempo) puede deteriorar el alimento. De hecho, los productos que deben conservarse refrigerados son los que presentan mayor riesgo de alteración por rotura de la cadena de frío.
Recuerde siempre revisar que los alimentos o bebidas que mantenga en su hogar o haya comprado conserven una apariencia y olor agradables, en caso contrario evite consumirlos.
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