El cambio climático no solo representa un desafío ambiental, sino que también afecta profundamente las dinámicas sociales y económicas, impactando incluso en los costos de productos básicos.
(M&T)-. En Costa Rica, el incremento en el precio del tomate es un ejemplo claro de cómo los fenómenos climáticos están transformando la producción agrícola y la economía local.
Eventos climáticos extremos, como lluvias intensas y prolongadas sequías, han alterado los patrones de cultivo, afectando tanto la oferta como la calidad de los productos. Esto ha generado un aumento significativo en los precios de frutas, verduras y cereales, lo que afecta directamente a los consumidores y exacerba problemas como la pobreza y la inseguridad alimentaria.
El cambio en los ciclos agrícolas también está ligado a un deterioro de los suelos, la proliferación de plagas y una disminución en los rendimientos de las cosechas. Estos efectos golpean con mayor fuerza a las comunidades más vulnerables, que enfrentan barreras económicas y sociales para adaptarse a la crisis climática.
Cecilia Mora, directora general de RS-Sostenible, manifiesta que el cambio climático va más allá de ser un problema ambiental, es una cuestión que tiene implicaciones sociales y económicas profundas. Se trata de entender que sus impactos no se distribuyen de manera
equitativa, afectando de manera más grave a los más vulnerables.
Una solución sostenible para la agricultura
Para mitigar el impacto de estos desafíos, es esencial fomentar prácticas agrícolas sostenibles y resilientes. Esto incluye el uso eficiente del agua, tecnologías innovadoras para la producción y sistemas que permitan reducir la vulnerabilidad ante eventos climáticos extremos. Además, la gestión de recursos hídricos y la infraestructura para captar agua de lluvia son fundamentales para garantizar el suministro en momentos críticos.
Las acciones preventivas, tanto desde el sector público como privado, juegan un rol crucial en este esfuerzo. Políticas públicas que incentiven un ordenamiento territorial adecuado, así como iniciativas privadas para implementar prácticas responsables, son pasos necesarios para construir una sociedad más resiliente frente al cambio climático.
Sin acciones concretas, los costos económicos y sociales seguirán escalando, dejando a las generaciones futuras un panorama marcado por mayor desigualdad y limitadas oportunidades. La justicia climática es, más que un ideal, una necesidad urgente para garantizar un futuro sostenible.
Kommentare