(M&T)-. Finalmente, estamos entendiendo que la educación financiera desde una temprana edad tiene muchos beneficios, entre ellos el empoderamiento económico y la habilidad de participar activamente en la economía y la sociedad.
Por Lucas Medola, CFO PayPal Latam
La educación financiera es también crucial para aumentar la inclusión financiera a largo plazo. Es sumamente necesario dar acceso a las herramientas para desarrollar hábitos de dinero responsables. Muchos estudios muestran que expandir la inclusión financiera desencadena mayor estabilidad financiera y mejores condiciones a todo nivel, y ni que se diga de un sólido crecimiento económico.
Nuestra región está atrasada en cuanto a educación financiera. Según datos de Global Financial Literacy Excellence Center, la misma es más fuerte en países con economías desarrolladas y avanzadas, especialmente Europa Occidental y países de habla inglesa y, por ejemplo, no hay países en América del Sur donde más del 50% de las personas tengan conocimientos financieros. La realidad es que hoy por hoy en América Latina la juventud en general no tiene educación básica de finanzas y corren el riesgo de endeudarse o de tomar decisiones erróneas con su dinero. Además, las personas en la región ahorran muy poco dinero, por lo que se les hace muy complicado tener acceso a seguros de salud, o una jubilación.
Si hablamos de las mujeres, según datos del Banco Mundial, en América Latina y el Caribe, solo el 49% de las mujeres tiene una cuenta bancaria, solo el 11% ahorra dinero y solo el 10% tiene acceso al crédito. En el caso de los hombres, estos porcentajes ascienden al 54%, 16% y 13% respectivamente. Las niñas en nuestros países aún tienen el gran desafío de superar muchas barreras a la educación. Una buena educación financiera las ayudara, además, a concientizarlas sobre sus derechos en la sociedad y sentirse más seguras de sí mismas a todo nivel.
Como mencione al inicio de este texto, las empresas y sobretodo las entidades financieras, juegan un papel fundamental en el fomento de la educación e inclusión financiera. Tenemos la responsabilidad de enfocarnos en desarrollar productos y servicios que puedan cubrir los vacíos y necesidades de la población. Solo de esta manera, lograremos generar confianza en el sector financiero, que debe demostrar los esfuerzos por brindar soluciones tecnológicas que mejoren y faciliten las transacciones de los usuarios.
Veo con mucha satisfacción que muchas fintech latinoamericanas se están enfocando en educar a los jóvenes. Una cuarta parte de la población latinoamericana tiene entre 15 y 29 años, por lo que educar a este segmento de la población podría ayudar a aumentar drásticamente la inclusión financiera regional.
Debo concluir diciendo que la educación financiera debe ser uno de los cimientos del sector educativo, y debe tener como objetivo principal el garantizar que los niños y jóvenes puedan establecer la conexión entre lo que aprenden en el colegio y cómo esto se aplica a la vida real. Para América Latina es clave inculcar estos conocimientos en las generaciones más jóvenes, ya que de ellas dependerá el desarrollar países con empresas y emprendimientos lideradas por personas con la preparación necesaria para su éxito.
Nosotros, en nuestro rol de padres, como empresas, instituciones y tomadores de decisiones, debemos brindarles a nuestros las herramientas que les enseñen desde una edad temprana sobre el dinero, desde ahorros hasta elaboración de presupuestos y administración de deudas.
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