El panorama digital ha experimentado cambios vertiginosos en la última década. Mientras los influencers se convirtieron en pilares de muchas estrategias de marca, el escenario está evolucionando hacia el surgimiento del "deinfluencing".
Por: Pablo Duncan Linch
Socio director CLC Comunicación afiliada a Llorente y Cuenca (LLYC).
(M&T)-. Esta práctica, más allá de promocionar productos, ofrece consejos sobre qué evitar, ayudando a los consumidores a tomar decisiones de compra más informadas.
Es vital entender que el deinfluencing sigue siendo una forma de influenciar. Permite a los creadores de contenido usar su conocimiento para guiar las decisiones de compra de su comunidad centradas en sus necesidades específicas, suplantando las tendencias virales que no benefician a los diferentes tipos de consumidores.
Esta corriente, que ha ganado terreno especialmente en plataformas como TikTok, YouTube y otras, ha logrado una profundidad y cobertura significativos. Por ejemplo, al revisar el hashtag "#deinfluencing" cuando estaba escribiendo este artículo, en TikTok se mostraban 889.9 millones de resultados.
Con la creciente relevancia de los factores ESG (medioambientales, sociales y de gobernanza) en el mundo empresarial, las marcas están siendo evaluadas no sólo por la calidad, innovación y el precio de sus productos y servicios, sino también por su impacto en la sociedad y el medio ambiente.
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Dado lo anterior, la sociedad está empezando a valorar el consumo consciente y responsable, alejándose de la compra impulsiva que las campañas tradicionales suelen fomentar. Una observación interesante es que mientras los influencers "despromocionan" ciertos productos, a menudo recomiendan opciones alternativas que suelen ser más asequibles y menos populares.
En CLC Comunicación afiliada de Llorente y Cuenca hemos venido realizando recomendaciones para algunas empresas clientes y sus marcas en esta era de deinfluencing. Algunas son las siguientes:
Estrategia de autenticidad y transparencia: Implementar sistemas de verificación de información y divulgación de prácticas, garantizando que la comunicación se base en datos reales y verificables. La utilización de certificaciones ESG puede fortalecer la percepción del compromiso genuino de la marca.
Promoción del consumo responsable: Adoptar prácticas de diseño sustentable que alarguen la vida útil de los productos es un elemento muy importante para los consumidores. Integrar principios de economía circular, en los que los productos sean diseñados para ser reutilizados, reparados o reciclados es un principio de sostenibilidad fundamental para las marcas exitosas en este nuevo contexto.
Evaluación rigurosa de asociaciones con influencers: Emplear análisis de datos avanzados para identificar influencers cuyos valores y público coincidan con los de la marca y alinear expectativas desde el inicio de la relación.
Compromiso medioambiental y social profundo: Considerar la implementación de informes de sostenibilidad basados en estándares ESG internacionales y participar activamente en iniciativas de responsabilidad social y medioambiental con impacto medible es un elemento esencial para desarrollar la reputación de la marca.
Escucha activa y adaptación con herramientas analíticas: Emplear herramientas avanzadas de análisis de sentimiento y monitorización de redes sociales para captar opiniones y comentarios del público en tiempo real es clave. Establecer equipos multidisciplinarios para una rápida adaptación basada en insights recopilados genera mejores resultados para la marca.
El deinfluencing no es una amenaza, sino una oportunidad. Las empresas deben entenderlo como una retroalimentación directa del mercado y actuar en consecuencia. Empleando herramientas tecnológicas y estrategias de big data, las marcas pueden anticipar tendencias, comprender inquietudes y adaptarse de manera efectiva a las necesidades y expectativas de los consumidores. El éxito en la era digital no se trata de evitar la crítica, sino de escuchar, aprender y adaptarse.
Concluyendo, el dinamismo del marketing y la comunicación demanda adaptabilidad y evolución constante. Las marcas que desean prosperar deben alinear sus estrategias y acciones con las expectativas de un consumidor cada vez más informado y exigente y con estándares ESG más altos. El reto es claro: es hora de profundizar la relación entre marcas, influencers y consumidores, orientándose hacia prácticas genuinamente éticas y transparentes.
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