(M&T)-. El último año representó un reto para el sector empresarial costarricense, y con ello, tiempos difíciles para los pequeños y medianos empresarios.
A la fecha, enfrentan las consecuencias de la Covid-19, por lo que, innovar y adaptarse a las demandas de los consumidores es una obligación, así como buscar métodos de financiamiento que les permita crecer y lograr sus objetivos.
Un instrumento que se posiciona como opción de financiamiento para PYMES de todos los sectores de la economía y startups son los fondos de inversión de capital de riesgo. Este fondo contribuye a la actividad empresarial, pues constituyen una vía de financiación alternativa de emprendimientos y empresas no cotizadas en bolsa, con necesidades de capital intensivo para crecer.
El Reglamento sobre Fondos de Inversión de Capital de Riesgo fue aprobado por el Consejo Nacional de Supervisión del Sistema Financiero (Conassif) el 16 de noviembre de 2020 y, según lo acordado, se establece que este tipo de fondo de inversión es dirigido exclusivamente a inversionistas profesionales.
“Los fondos de inversión de capital de riesgo reducen la tasa de fracaso empresarial de startups. A través de la toma de control, los fondos de capital riesgo buscan una alineación de intereses entre los equipos directivos de las compañías donde invierten, ya que facilitan asesoría en dirección estratégica, administración y finanzas. Además, impulsan el crecimiento económico a través de la creación de más empleo, fomentan la inversión y las capacidades de innovación”, manifestó William Serrano, analista financiero de la calificadora SCRiesgo.
¿Cómo funciona?
En este tipo de inversión a largo plazo, el inversionista obtiene beneficios a partir de un potencial rendimiento periódico, el cual, proviene del pago de dividendos de las empresas objeto de inversión, y ganancias de capital por la venta de las participaciones del fondo a través de un proceso de desinversión, una vez que la compañía ha cumplido a juicio de los administradores del fondo su ciclo de maduración.
Para la calificadora de riesgo SCRiesgo, estos fondos son una nueva modalidad de inversión en Costa Rica y la región centroamericana, convirtiéndose en una alternativa de financiamiento para las PYMES, y, además, introduce buenas prácticas de gobernanza, estructura financiera y visión empresarial, la cual, se complementa con la visión del emprendedor o pequeño empresario, en aras de lograr el máximo potencial del producto o servicio que ofrecen las compañías en las que invierte el fondo.
“SCRiesgo considera importante la valoración financiera del componente riesgo-rentabilidad sobre las decisiones de inversión que realizan las PYMES. Una de las claves en optar por este tipo de fondos de capital de riesgo es el componente de “largo plazo”, la oportunidad de los planes de transformación y mejora para las compañías, aprovechando el fortalecimiento de la dirección estratégica y financiera que ayuda a reducir la tasa de fracaso empresarial en la etapa de crecimiento”, dijo el especialista de SCRiesgo.
La disponibilidad de fondos de capital de riesgo tanto de oferta pública como de colocación privada en los países de la región centroamericana aun es limitada, esto se debe en gran parte a que, la legislación disponible para este tipo de fondos es reciente.
Sin embargo, existe un precedente de éxito en aquellos fondos que han logrado levantar capital de riesgo, que está suscitando un creciente interés por el lado de la oferta: por compañías administradoras de fondos y capital management, así como en la demanda: por empresas privadas en etapa de crecimiento con necesidades de capital intensivo.
En Costa Rica, las PYMES representan el sustento económico de muchos hogares. Según el Ministerio de Economía, Industria y Comercio de Costa Rica, las PYMES representan un 97,5% del parque empresarial a nivel nacional, y generaron el 33,3% de los trabajos formales del país en el 2017.
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