(M&T)-. La pandemia por Covid-19 afectó al mundo entero, desde los sistemas financieros, sanitarios y de movilidad pasando por otros como la seguridad y educación. Siendo este último un tema pendiente en las agendas de los países del mundo, en especial, la educación en América Latina y el Caribe que ya se encontraba en una crisis educativa que aumentó tras los cierres de los centros educativos.
Por: Alejandra Samayoa Editora en Jefe de M&T
Un informe publicado por el Banco Mundial, UNICEF en colaboración con la UNESCO dio a conocer datos preocupantes sobre la situación educativa en estos países, donde uno de los datos que más ha generado alarma es que los niveles de comprensión lectora, ya que, según el texto, cuatro de cada cinco niños de sexto grado no podrán comprender un texto simple, situación, que perjudica todo sistema de enseñanza/aprendizaje, según expertos.
“Si bien la región ya se encontraba en una crisis de aprendizaje antes de la pandemia, esto representa un agravamiento sustancial. Esta nueva y alarmante estimación también sugiere que luego de dos años de cierre de escuelas en la región a causa de la COVID-19, los resultados del aprendizaje podrían haber retrocedido más de diez años. La evidencia que surge a lo largo de ALC apoya estas estimaciones” afirma el comunicado oficial del informe llamado “Dos años después: salvando a una generación”.
En el documento se recalca que estas pérdidas de aprendizaje podrían costar a los alumnos de hoy una reducción en sus ingresos del 12% a lo largo de su vida.
Aunque varios países tomaron medidas diversas para contrarrestar los contagios, las escuelas fueron las más afectadas, según el informe América Latina y el Caribe vivieron algunos de los cierres de escuela más largos y constantes del mundo. En promedio, desde el comienzo de la pandemia los alumnos de la región perdieron, parcial o completamente, dos tercios de los días de clase presenciales, con una pérdida estimada de 1,5 años de aprendizaje.
“América Latina y el Caribe enfrenta una crisis educativa sin precedentes que podría comprometer el desarrollo futuro de nuestros países”, dijo Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe. “El hecho de que una gran mayoría de los alumnos de sexto grado tal vez no logre comprender lo que leen pone un signo de interrogación sobre el bienestar futuro de millones de niños que aún no desarrollaron competencias fundamentales críticas, algo que eleva el riesgo de profundizar aún más las desigualdades de larga data en la región”.
Esto afecto principalmente a los niños más vulnerables, ya que muchos centros educativos pasaron sus operaciones a sistemas virtuales, pero la falta de acceso a dispositivos tecnológicos o internet hizo mayor el índice de desigualdad para el acceso a educación mínima, proporcionando desventajas mayores para los menores que no accedieron a un seguimiento adecuado, muchos de ellos, desertando de grado o, incluso, de una educación formal. Esto podría llevar a una crisis generacional de la que aún no se podría medir a ciencia cierta.
“América Latina y el Caribe ya perdió más de diez años de avances en términos de aprendizaje a causa de los dos años de cierre de escuelas por COVID-19. Y esta catástrofe educativa sigue en marcha, día tras día”, dijo Jean Gough, director regional de UNICEF para América Latina y el Caribe. “Si bien la mayoría de las escuelas de la región ha reabierto, vemos que demasiados niños no han podido regresar a la escuela a tiempo completo, y muchos de los que han regresado están perdidos. En ambos casos no están aprendiendo. Cerrar los ojos ante la crisis educativa más severa jamás enfrentada por la región perjudicará a los jóvenes de hoy y a todos nosotros a largo plazo”.
Además, fue publicado el informe realizado por Banco Mundial, UNESCO, UNICEF, FCDO, USAID y BMGF “Situación de la pobreza de aprendizaje a nivel mundial: actualización 2022” que muestra en términos comparativos, la crisis de educación en América Latina y el Caribe, colocando a la región en el segundo peor lugar a nivel mundial en este tema, siendo África Subsahariana la que muestra una tasa más alta de pobreza de aprendizaje, con nueve de cada diez alumnos que no pueden leer y comprender un texto simple al final de la primaria.
Más preocupante aún, América Latina y el Caribe muestra el aumento más pronunciado en este índice desde 2019, seguida de Asia Meridional. De acuerdo con el informe, esto probablemente se deba a la duración de los cierres de escuela en ambas regiones.
Claudia Uribe, directora de OREALC/ UNESCO Santiago destacó el resultado de la III Reunión regional de ministras y ministros de Educación de América Latina y el Caribe en la cual se manifestó la urgencia en priorizar la recuperación y la transformación de los sistemas educativos. “La recuperación no puede significar volver a lo mismo, es necesario priorizar la educación en la agenda pública de nuestras naciones, garantizando su adecuado financiamiento para poder realizar los objetivos propuestos”.
Por ello, fue presentado el informe “Dos años después: salvando a una generación” que busca instar a los gobiernos a enfocar inmediatamente sus políticas en dos estrategias esenciales: regresar a la escolaridad y recuperar el aprendizaje perdido.
Mientras que el regreso a la escolaridad apunta a completar la reapertura de todas las escuelas de forma sostenible, a reinscribir a todos los estudiantes y a evitar la deserción. La agenda para recuperar el aprendizaje debe priorizar las habilidades fundamentales en lectura y matemáticas, evaluar el nivel de aprendizaje, y poner en marcha estrategias y programas de recuperación del aprendizaje a gran escala. También es necesario abordar las necesidades psicosociales de alumnos y docentes y las brechas digitales para enfrentar estos desafíos.
El informe incluye cuatro acciones clave para ayudar a reencauzar a esta generación:
Colocar a la recuperación educativa en lo más alto de la agenda pública.
Reintegrar a todos los niños y niñas que han abandonado la escuela y asegurar que permanezcan en ella.
Recuperar el aprendizaje y asegurar el bienestar socioemocional de los niños y niñas.
Valorar, apoyar y formar a las y los docentes.
Las recomendaciones del informe reflejan el “Compromiso por la recuperación y protección del aprendizaje y la educación en América Latina y el Caribe” anunciado a principios de este mes de forma conjunta con el Diálogo Interamericano, UNESCO y UNICEF, que cuenta con el apoyo de los presidentes de Argentina, Chile, Ecuador y Honduras.
Mientras que se espera que ayude a los demás gobiernos de la región a tomar medidas que permitan mejorar el impacto educativo en los niños, haciendo un seguimiento y evaluación de los daños según sus propias realidades y entornos. Aunque en países como Guatemala la situación se agrava debido a la diversidad de idiomas, culturas y acceso a la tecnología, en este sentido, uno de los países con menor acceso para las poblaciones pobres en las áreas rurales.
Mientras que Honduras busca establecer su compromiso afirmando que buscará medidas que ayuden a paliar la situación, El Salvador ha buscado invertir en proyectos y programas que lleven la tecnología a los hogares de los niños, en especial, de bajos recursos. Nicaragua afirmó desde el semestre pasado que reanudaría las clases a nivel nacional y que buscaría la manera de compensar los cierres, mientras Costa Rica mantiene una “cruzada” por mejorar el sistema educativo, país que mantienen mejores sistemas y altos estándares en Centroamérica.
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