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¿Cómo le fue al comercio electrónico transfronterizo durante la pandemia?

Por: Jerónimo Carballo, Catalina Salas Santa y Christian Volpe Martincus, consultores del BID.

Existe un fuerte consenso que el comercio electrónico transfronterizo ha crecido a gran velocidad. Los datos disponibles sugieren que la pandemia puede incluso haber acelerado esa tendencia. Por ejemplo, según el informe más reciente de la firma, las ventas netas de Amazon International aumentaron en un 28,3% entre el primer semestre de 2020 y ese mismo período en 2019.

Sin embargo, dicha evidencia es anecdótica y parcial. Virtualmente no hay estadísticas oficiales completas, detalladas y consistentes de comercio electrónico internacional para economías individuales. Ello es particularmente cierto para los países de América Latina y el Caribe (ALC), que, por lo tanto, carecen de un insumo crucial para diseñar, guiar e implementar políticas efectivas con relación a esta actividad económica de creciente importancia.

Y es que el comercio electrónico ya crecía más rápido que el comercio tradicional antes del covid-19. Por ejemplo, en Uruguay, antes de la pandemia, el comercio electrónico transfronterizo experimentó una expansión sustancial a medida que más personas comenzaron a hacer compras en línea en el exterior. Las compras anuales en línea crecieron cerca del 25% entre enero del 2018 y enero del 2020 hasta sobrepasar US$60 millones.

Esto fue impulsado principalmente por un aumento en el número de transacciones, que superó el medio millón. Este aumento, a su vez, se asoció con el crecimiento de la base de compradores. El número de personas en Uruguay que compró en línea en el exterior aumentó aproximadamente el 17,8% durante el mismo período, alcanzando 208,000, lo que equivale al 7,5% de la población adulta del país

Inicialmente, el comercio electrónico se contrajo debido a la pandemia, sin embargo, el comercio electrónico transfronterizo se redujo significativamente entre enero y mayo del 2020. El valor agregado anualizado de esas compras se redujo un 5,9% durante ese período. La antedicha reducción puede ser atribuida a una disminución en la cantidad de compradores y la cantidad de transacciones, que cayeron 9,6% y un 8,7%, respectivamente, y particularmente a desarrollos en marzo y especialmente en abril de 2020, cuando estas se desplomaron más del 50% interanual (relativo a abril de 2019). Las caídas acumuladas en valores, la cantidad de compradores y la cantidad de transacciones fueron equivalentes a deshacer el crecimiento de los últimos 13, 20 y 16 meses, en términos de sus respectivos niveles.

Resulta interesante destacar que los consumidores que se mantuvieron activos compraron relativamente más. La compra promedio por persona aumentó más del 11% entre enero y mayo de 2020. Este aumento promedio de las compras mostró una mayor prevalencia de Estados Unidos como país de origen (+4 puntos porcentuales), junto con una mayor participación de electrónicos (+3 puntos porcentuales) y una menor importancia relativa de prendas de vestir (-3 puntos porcentuales).

¿Cómo aprovechar los beneficios del comercio electrónico más allá de la pandemia?

El comercio electrónico es cada vez más importante y tiene un potencial enorme. Las plataformas en línea pueden ayudar a reducir los costos que enfrentan las firmas cuando procuran alcanzar y relacionarse con más clientes y específicamente penetrar nuevos mercados. La evidencia basada en la red social empresarial del BID, ConnectAmericas.com, indica que ese es efectivamente el caso: las firmas sin presencia digital previa experimentan un aumento significativo en sus ventas externas al usar la plataforma.

A fin de aprovechar plenamente el comercio electrónico, los países de la región necesitan superar varios obstáculos y desafíos de política pública. Además de una conectividad limitada y deficiente y una inadecuada infraestructura tecnológica, estos incluyen sistemas financieros subdesarrollados, servicios postales con desempeño insatisfactorio, y marcos legales y regulatorios que restringen el grado en que las personas confían y llevan a cabo transacciones en línea.

Es importante destacar que existe una clara necesidad de diseñar e implementar estrategias de medición precisas y consistentes internacionalmente, atender barreras explicitas al comercio digital (e.g., políticas restrictivas de datos, barreras de establecimiento) y crear condiciones que sean conducentes al desarrollo de mercados digitales regionales.

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