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Cuatro propósitos de año nuevo para América Latina y el Caribe

(M&T).-   La región debe actuar en cuatro ámbitos clave como sus “propósitos de año nuevo” estos son elevar la productividad y generar puestos de trabajo, comenzar a solucionar el crecimiento vertiginoso de los niveles de deuda; contener la inflación, y generar las condiciones para una recuperación verde.

Es lógico que haya optimismo porque la región comienza el año con fundamentos económicos sólidos. Luego de experimentar su mayor contracción económica en más de un siglo en 2020, el año 2021 finalizó con señales alentadoras de recuperación. A medida que la pandemia comenzó a atenuarse y las condiciones internas y externas mejoraron en el segundo semestre, las estimaciones de crecimiento para el año 2021 subieron a 6,7%, apuntando a un rebote más fuerte que el pensado en un principio.

Antes de entrar en detalle al año 2022, veamos en qué estado se encuentra América Latina y el Caribe (ALC) mientras ingresa a la nueva normalidad pospandemia y asume estos desafíos incipientes.

Primero, es importante apreciar el papel de la vacunación en la recuperación de la región.  El comportamiento, mejor de lo anticipado, que esta teniendo lugar en América Latina se asocia estrechamente al rápido avance de la tasas de vacunación, contra el COVID-19 ya que para comienzos de enero de 2022, el 60% de la población regional estaba completamente vacunada (dos dosis o más), comparado con un escaso 15% en julio de 2021.

Esto tiene un significado enorme, especialmente en una región que durante meses estuvo rezagada pero que ahora es una de las más vacunadas del mundo. Dicho esto, se deben redoblar esfuerzos por colocar más vacunas, particularmente en algunos países caribeños donde las tasas de vacunación son notablemente bajas. La llegada de la variante ómicron hace que este objetivo sea aún más urgente: Más del 70% de las personas enfermas con esta variante y que ingresan a un hospital no están vacunadas.

Por último, la cicatriz más profunda dejada por la pandemia es sin dudas el crecimiento en el déficit de aprendizaje. La crisis de salud tuvo efectos devastadores sobre la educación a causa de la duración de los cierres de escuelas. De acuerdo con un análisis del Banco Mundial, la falta de clases presenciales puede resultar en una situación donde aproximadamente dos de cada tres alumnos no sean capaces de leer o comprender textos apropiados para su edad.

Las pérdidas de aprendizaje son costosas

Estas interrupciones pueden llegar a ser muy costosas para muchos alumnos. Las pérdidas de aprendizaje tendrán un efecto significativo sobre su nivel de ingreso futuro. Las simulaciones muestran que durante un cierre de escuela promedio de diez meses de duración, un valor por debajo de los datos actuales, un alumno puede llegar a perder alrededor del 10% de su ingreso anual promedio de referencia.

Considerando todo lo anterior, el retorno de la región a los niveles de crecimiento prepandemia parece prolongado e irregular. Por ejemplo, se prevé que en 2022 el Producto Interno Bruto (PIB) de algunos países esté un 10% o más por debajo de lo proyectado antes de la pandemia. Comparada con otras regiones, ALC también sale perdiendo: su ingreso per- cápita sigue contrayéndose en relación no solo a las economías avanzadas, sino también a otras economías emergentes y en desarrollo.

Cuatro “propósitos” para ALC

En 2022, los formuladores de políticas podrían empezar a sentar las bases de una nueva “normalidad” pospandémica y mejorada para ALC. Para que esto ocurra, los siguientes puntos deben ser abordados:

  1. Crear las condiciones para que las empresas eleven la productividad y generen puestos de trabajo.

  2. Comenzar a solucionar los niveles crecientes de deuda, mejorando la eficiencia del gasto y aumentando los ingresos (cuando estos sean bajos).

  3. Administrar/contener la inflación sin perjudicar la recuperación económica.

  4. Fijar el rumbo hacia un desarrollo más verde para asegurar que la trayectoria pospandemia también sea sostenible.

En cuanto al primer punto, la productividad y la creación de puestos de trabajo deben ser el foco de cualquier estrategia destinada a impulsar el crecimiento inclusivo a través del empleo formal.

Segundo, Los niveles de deuda pública que se acercan a máximos históricos (una relación deuda/PIB del 75% en 2021), el eje rector de la política fiscal durante los próximos diez años debe ser una consolidación fiscal bien orquestada.

Esto puede llegar a ser algo muy difícil de lograr: durante los años de crecimiento bajo previos a la pandemia se acumularon los pedidos de aumento del gasto social. para poder sostener los programas de reducción de la pobreza y la desigualdad es imperativo al analizar tanto los gastos como las mejores de eficiencia, mientras se busca elevar los ingresos con un impacto progresivo.

En muchos países de ALC el gasto público en salud y educación está muy por encima de lo esperado para su nivel de desarrollo. Sin embargo, lo opuesto ocurre en términos de resultados.

Cuando se compara el gasto público per cápita en salud con la esperanza de vida saludable, la mayoría de los países de la región podría mejorar sus resultados sin aumentar el gasto.

Algo similar ocurre cuando el gasto público en educación se compara con el desempeño promedio en lectura o la tasa de matriculación a nivel secundario. Antes incluso de la crisis de la COVID-19, cerca de la mitad de los alumnos de tercer grado de ALC no alcanzaba las mínimas competencias previstas para su nivel, mientras que más de dos tercios de los alumnos de sexto grado no lo alcanzaba en matemáticas o lectura. No obstante, como muestra el caso de Ceará en Brasil, una mejora en la gestión escolar puede tener un efecto dramático sobre el desempeño sin necesidad de usar mayores recursos.

Tercero, la inflación debe mantenerse bajo control sin comprometer la recuperación. La inflación es una preocupación creciente: tanto la inflación general como subyacente vienen aumentando de forma constante en ALC desde diciembre de 2021. El actual repunte inflacionario incluye componentes de demanda y oferta agregadas. Si bien se observa un endurecimiento paulatino de las políticas monetarias y fiscales, es probable que la presión inflacionaria no ceda hasta que disminuyan las interrupciones en las cadenas de valor mundiales y los precios de la energía y los alimentos a nivel mundial; esto probablemente ocurra en el transcurso de este año.

Respecto al cuarto y último punto, el año 2022 representa una oportunidad para fijar el rumbo hacia una agenda de desarrollo más verde. No puedo dejar de recalcar la importancia de lo siguiente:  el cambio climático terminara en una catástrofe si no actuamos ya mismo. Debemos abordar sus causas y objetivos precisos a largo plazo en términos de energía renovable, sistemas de transporte limpio, infraestructura resiliente y biodiversidad.

Es cierto que esta agenda parece ambiciosa, pero pienso que es crucial si queremos que nuestra región tenga un futuro viable. Muchos latinoamericanos, especialmente los jóvenes, apoyan este rumbo y me enorgullece poder decir que el Banco Mundial ya está haciendo su parte.

Apoyamos el desarrollo económico y la conservación a lo largo de la región amazónica, centrándonos en la población indígena, las comunidades locales y las empresas, mientras se preserva el papel crítico de la Amazonia como sumidero de carbono.

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