Cuando el verde miente: El auge del greenwashing en el marketing
- Walter Rivera
- hace 5 días
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El color verde ha dejado de ser sinónimo de esperanza para convertirse, en muchos casos, en un recurso de marketing. En el afán por parecer sostenibles, muchas marcas recurren a estrategias visuales y narrativas que apelan a la ecología, sin modificar sus prácticas contaminantes.

(M&T)-. Esta tendencia, conocida como greenwashing, está ganando terreno y poniendo en duda la autenticidad de los compromisos medioambientales empresariales. El 'greenwashing' o ecoblanqueo es una práctica que consiste en comunicar responsabilidad ambiental sin respaldo real, dando una imagen falsa de sostenibilidad. Desde empaques con hojas verdes hasta términos como “eco”, “natural” o “biodegradable”, la estrategia consiste en apelar al consumidor consciente, aunque el impacto ambiental del producto no haya cambiado en absoluto.
De acuerdo con la consultora GAIAmbiente, esta táctica afecta la percepción pública y ralentiza los esfuerzos reales de sostenibilidad empresarial.
Una de las fórmulas más manipuladoras dentro del greenwashing es el uso de niños en campañas publicitarias. Mostrar a menores rodeados de árboles o abrazando animales genera una imagen emocional que sugiere seguridad, futuro y compromiso ecológico. Pero esta representación visual, si no está acompañada de acciones reales, desvía la atención del daño que el producto o proceso puede estar causando al medioambiente. Lejos de ayudar, trivializa el problema y lo convierte en un eslogan más.
A esto se suma el abuso del color verde en logotipos, etiquetas y materiales promocionales. No todo lo que es verde es sostenible. Muchas marcas modifican su identidad visual para parecer más responsables con el planeta, pero siguen generando residuos, emisiones contaminantes o utilizando procesos dañinos. Este exceso cromático termina siendo una máscara que maquilla realidades poco amigables con el entorno.
Frente a este panorama, organismos como la Unión Europea han comenzado a tomar cartas en el asunto. En 2024, se aprobaron medidas que prohíben afirmaciones ambientales vagas o sin pruebas científicas, como "amigo del medioambiente" o "climáticamente neutro", si no están debidamente certificadas. Estas normativas buscan proteger al consumidor y fomentar una comunicación más transparente y responsable en torno a la sostenibilidad.
El riesgo de permitir que el greenwashing se normalice es doble: por un lado, socava la confianza del consumidor en iniciativas genuinas, y por otro, impide que se dirijan esfuerzos reales hacia la solución de los desafíos medioambientales más urgentes. Una campaña que pinta de verde su comunicación, pero no cambia su producción, no ayuda al planeta; solo distrae.
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