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Foto del escritorAlejandra Samayoa

¿Cuáles son los retos para la caficultura para el triángulo norte de Centroamérica?

Guatemala, Honduras y El Salvador presentan retos en mantener un mercado activo y mejorar la penetración en el mundo, esto agregado a la cadena de valor de café, juega un papel dominante en la economía y el tejido social.



(M&T)-. La caficultura aporta hasta un 5% del producto interno bruto PIB de dichos países, e involucra a más de doscientas cincuenta mil familias, la mayoría, son pequeños productores cuyos medios de vida dependen de este cultivo.


Entre los retos más relevantes que enfrenta la cadena de valor de café se encuentran la baja productividad, la limitada disponibilidad de mano de obra, la baja rentabilidad y la falta de inclusión de jóvenes y mujeres, entre otros. Estos desafíos se han exacerbado debido al efecto del COVID-19 y el cambio climático.



Desafortunadamente, la escala real de estos impactos en las familias de agricultores y en las regiones cafeteras no se habían evaluado completamente hasta ahora. Para comprenderlos mejor y recolectar información cuantitativa para orientar la toma de decisiones, por ello, el BID realizó un estudio en conjunto con la Fundación Hanns R. Neumann Stiftung (HRNS) y varias instituciones cafetaleras regionales y nacionales. Los resultados del estudio enfatizan cuatro elementos clave a considerar en la planificación, diseño e implementación de acciones en esta cadena de valor:


Incorporar un marco de trabajo habilitante para fortalecer la participación de la mujer, los pueblos indígenas y la juventud:

  • El rubro presenta una alta participación femenina. Al menos una de cada cuatro fincas es liderada por una mujer (caso de Honduras), cifra que llega hasta una de cada tres en El Salvador.

  • El empalme generacional es crítico. La caficultura está dominada por productores con una edad promedio de al menos 48 años. La juventud (entre 18 y 30 años) participa de manera limitada, en un rango situado entre el 6% de El Salvador y el 26% en Guatemala.

  • La participación de los pueblos indígenas es clave. A nivel de la región, un 41% de los productores se considera parte de un pueblo indígena. Porcentaje que es mayor en Guatemala, en donde esta cifra es dos de cada tres productores.

El impacto del cambio climático es inminente.

  • Un 95% de los encuestados considera que el cambio climático ha impactado la caficultura. Lo que ha provocado, de manera general, un incremento de plagas y enfermedades, así como la disminución de la producción y de la calidad del café.

  • De acuerdo con los productores, las recurrentes y cada vez más intensas sequías tienen los siguientes impactos en el cultivo: mal llenado de fruto, aumento de plagas y aborto de flor. Por su parte, el aumento de enfermedades, la caída de frutos y la erosión por escorrentía se citan como efectos del exceso de lluvia.


La pandemia del COVID-19 ha afectado a las familias y la producción.

  • A nivel de familia, los impactos principales han sido en los ingresos, la asistencia escolar y en afectaciones de salud.

  • En la unidad productiva, los precios de café, la dificultad en acceso a mano de obra y la reducción en ingresos figuran como los efectos primordiales.


La migración es diferenciada pero ocasionada por factores comunes.

  • En los tres países, 7 de cada 10 personas que migran son hombres. Asimismo, quienes migran son en su mayoría mayores de 30 años y el 85% de la migración es hacia al exterior del país.

  • En un 19% de los hogares de Honduras, al menos un miembro de la familia ha migrado durante la pandemia, frente al 12% de Guatemala y al 6% de El Salvador.

  • La falta de oportunidades económicas y la búsqueda de mejores condiciones de vida son las principales razones de esta migración.


La limitada cobertura de sistemas de alerta temprana y de acceso a financiamiento también figuran en los hallazgos del análisis. Solo un 20% de los encuestados usó financiamiento durante la cosecha 2020-2021 y entre el 24% y el 47% recibió alerta temprana de las tormentas Eta e Iota.


En conclusión, las instituciones han resaltado cuatro elementos clave en la caficultura tomando en cuenta el contexto del COVID-19 y cambio climático. Estos elementos resaltan la necesidad de tomar en cuenta consideraciones de género, juventud y pueblos indígenas; el impacto del cambio climático es inminente; el COVID-19 ha afectado a nivel familiar y de unidad familiar; y la migración es diferenciada pero generada por la necesidad de mejores oportunidades y condiciones de vida.

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