El debate sobre el futuro del trabajo se ha centrado en gran medida en los empleos: cómo serán, la disminución de los empleos bien remunerados para los trabajadores menos cualificados y la forma en que los empleos se verán afectados por la inteligencia artificial y la automatización.
Sin embargo, hay un debate más importante que deberíamos iniciar: se trata del cambio en la relación entre el empleador y el empleado, una relación que es drásticamente diferente a la de hace 30 años y que debe evolucionar para adaptarse mejor a las demandas cambiantes de la fuerza laboral actual.
Este tipo de relación requerirá un nuevo conjunto de principios que satisfagan las necesidades de la fuerza laboral actual. A continuación el Foro Económico Mundial indica algunas ideas que podrían ayudar a lograr este objetivo:
1. Un trabajo significativo e impulsado por un propósito, que vincule el trabajo de los empleados con los problemas sociales más amplios y les recuerde que su actividad diaria contribuye a un progreso importante en el mundo.
2. Oportunidades de crecimiento multidimensional que no sea solo lineal y que permita a las personas explorar diferentes conjuntos de habilidades y puntos de interés dentro de la misma compañía (en efecto, los empleados deberían tener la oportunidad de “probar diferentes carreras” dentro de la misma organización).
3. Beneficios que satisfagan las demandas actuales de las personas, como los mayores costos del cuidado de niños y ancianos, problemas crónicos de salud, desafíos para el bienestar mental y emocional, el gasto apabullante de los préstamos estudiantiles, etc. Estos beneficios también deberían ofrecer diferentes módulos para que los empleados puedan elegir lo que es más importante para ellos.
4. Liderazgo inspirado que sea un ejemplo vivo de empatía para los trabajadores. Los líderes corporativos deberían fomentar una cultura de asesoría y respaldo, y un entorno en el que cada empleado se sienta “cuidado” independientemente de sus antecedentes. Esto también incluye la diversidad entre los ejecutivos de primer nivel, que vivan los valores de la empresa, y sean líderes visibles, accesibles y no solo figuras decorativas.
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5. Un entorno que abarque la diversidad y la inclusión, y que sea un lugar seguro donde las personas puedan ser auténticas. La integración entre la vida laboral y la personal es tan común ahora que no podemos crear compartimentos como solíamos hacerlo cuando trabajábamos de nueve a cinco. Todos necesitamos poder hablar sobre nuestras vidas y experiencias, y encontrar empatía.
Si nos tomamos en serio la creación de empleos satisfactorios y de un trabajo significativo para la economía del siglo XXI, debemos comenzar por redefinir y modernizar la relación entre el empleador y el empleado para que ambas partes deseen participar. Los directores ejecutivos tienen la responsabilidad de cocrear una nueva relación con los trabajadores: una que no solo redunde en un mayor valor para la empresa, sino que trate a los empleados con dignidad y ayude a enfrentar las demandas de equilibrio entre la vida laboral y personal.
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