Por: Eric Garro
La región centroamericana es una zona caracterizada por la inestabilidad. Ya sea por situaciones políticas, sociales o económicas, Centroamérica es una región en las que las tendencias suelen cambiar de un momento a otro.
Cuando se trata de tendencias en consumo, Centroamérica se ha convertido en un mercado tan volátil como precavido. Los patrones de compra no son los mismos que hace veinte años y el consumidor, consciente de la realidad en la que se desenvuelve, se ha vuelto un comprador más cuidadoso y precavido a la hora de gestionar su dinero.
De acuerdo con un estudio hecho por la compañía White Rabbit llamado “Nueva guía para entender al consumidor”, factores como depreciación de monedas, economías que se contraen e incertidumbre política han influido bastante en la percepción del mercado que tiene la opinión general.
Los datos no mienten. En el caso de Costa Rica, el 2018 marcó uno de los años más inestables política y económicamente que ha vivido la nación. A principios del año pasado, la deuda costarricense alcanzaba los 16 billones de dólares, el 49,2% de lo que produce el país anualmente. Los peligrosos niveles de endeudamiento llevaron al Poder Ejecutivo a pasar una reforma fiscal que aumenta la recaudación de impuestos, una iniciativa que provocó una huelga nacional que duró más de un mes.
Otra de las economías más grandes de la zona, Panamá, ha sufrido de primera mano este fenómeno. Datos de la Contraloría General de la República panameña muestran que el año pasado hubo una baja de 21% en la compra de automóviles, lo que provocó como efecto secundario una reducción en la venta de combustibles (de 882 millones de galones a 834).
Aún así, muchas marcas siguen triunfando en la región, y se abren paso a pesar de las dificultades. ¿Cómo sucede esto? Uno de los aspectos más importantes es la identificación de las zonas de mayor consumo. Datos del área de Inteligencia Comercial de Central American Data muestran que las personas con mayor índice de consumo habitan en zonas aledañas. En el caso de Guatemala, por ejemplo, las zonas donde habita la población con mayor capacidad de consumo se ubica en tan solo 60 kilómetros cuadrados, un fenómeno similar a lo que sucede en Costa Rica y Panamá. A mayor cercanía de esta población, mayor será la probabilidad de que la persona consuma el producto.
De acuerdo con “Nueva guía para entender al consumidor” los compradores, en su afán de reducir costos en tiempos de contracción económica, están dispuestos a cambiar de marca de un mismo producto con mayor frecuencia, lo que promueve una dinámica interesante en las tendencias de consumo, ya que las personas no son tan fieles a una marca como lo fueron en el pasado.
Por último, un aspecto importante a resaltar en tendencias de consumo es el empaque. El consumidor tiende a comprar cosas en las que perciba un ahorro de dinero (grupos de 4 de un mismo producto, por ejemplo). Si las empresas desean prosperar, es indispensable atacar este punto en específico.
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