Por: Alejandra Samayoa Editora M&T
(M&T)-. Un total de US$589.000 millones fue la cifra expuesta por Banco Mundial, dato que representa un 7.3% de crecimiento durante el 201.
“Por segundo año consecutivo, se prevé que los flujos de remesas a los países de ingreso bajo y mediano (sin incluir a China) superen la suma de la inversión extranjera directa (IED) y la asistencia externa para el desarrollo. Esto subraya la importancia de las remesas como medio de sustento vital que permite a los hogares cubrir sus gastos esenciales relacionados con la alimentación, la salud y la educación durante los períodos de dificultades económicas en los países de origen de los migrantes” informaba un comunicado.
“Los flujos de remesas que envían los migrantes han sido un complemento fundamental de los programas públicos de transferencia de efectivo, que buscan ayudar a las familias que enfrentan dificultades económicas durante la crisis de la COVID-19. Facilitar los flujos de remesas a fin de brindar alivio a los ajustados presupuestos de los hogares debería ser un componente fundamental de las políticas públicas para propiciar la recuperación mundial tras la pandemia”, señaló Michal Rutkowski, director Mundial del Departamento de Prácticas Mundiales de Protección Social y Trabajo del Banco Mundial.
Según el informe, algunos factores que han contribuido al crecimiento de las remesas es la ayuda de los migrantes a sus familias en épocas de necesidad, sumada a la recuperación económica en Europa y Estados Unidos, que, a su vez, fue respaldada por los estímulos fiscales y los programas de promoción del empleo en los países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) y en Rusia, el repunte de las remesas al exterior también obedeció al aumento de los precios del petróleo y la recuperación económica que eso trajo consigo.
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Los flujos aumentaron un 21.6% en América Latina y el Caribe, un 9.7 % en Oriente Medio y Norte de África, un 8% en Asia meridional, un 6.2 % en África al sur del Sahara y un 5.3 % en Europa y Asia central. En Asia oriental y el Pacífico, las remesas disminuyeron un 4.0%, aunque si se excluye a China, registraron un aumento del 1.4% en la región.
En América Latina y el Caribe, el crecimiento fue sumamente sólido debido a la recuperación económica en Estados Unidos y a otros factores, entre ellos la respuesta de los migrantes ante los desastres naturales en sus países de origen y las remesas enviadas desde estos países a los migrantes en tránsito.
El costo de enviar US$200 a otro país continuó siendo elevado y se situó en un 6.4 % del monto transferido en el primer trimestre de 2021, según la base de datos sobre el precio de envío de remesas a nivel mundial que mantiene el Banco Mundial, esto representa más del doble del 3%, la meta establecida en los Objetivos de Desarrollo Sostenible y que debe lograrse antes de 2030.
La región más costosa a la que enviar dinero es África al sur del Sahara (8%), en tanto que la más barata es Asia meridional (4,6%). Los datos revelan que los costos tienden a ser más altos cuando las remesas se envían mediante un banco frente a canales digitales u operadores de transferencias de dinero que ofrecen servicios de envíos directos.
“El impacto inmediato de la crisis en los flujos de remesas fue muy profundo. El sorprendente ritmo de recuperación es una buena noticia. Para preservar los flujos de remesas, en particular mediante los canales digitales, sigue siendo fundamental que los migrantes y los proveedores de servicios de remesas puedan acceder a cuentas bancarias. Asimismo, es necesario que las respuestas de política sigan velando por la inclusión de los migrantes, en particular en los ámbitos del acceso a las vacunas y la protección contra las remuneraciones insuficientes”, dijo Dilip Ratha, autor principal de la reseña y jefe de la Alianza Mundial de Conocimientos sobre Migración y Desarrollo (KNOMAD).
Según el mismo documento, se espera que aumenten un 2.6% el próximo año, concordante en las previsiones macroeconómicas mundiales, esto aunado a un resurgimiento de los casos de Covid-19 con la imposición de nuevas restricciones a la movilidad plantean los principales riesgos de que las perspectivas referidas al crecimiento mundial, el empleo y los flujos de remesas a los países en desarrollo no se materialicen.
Los flujos de remesas con destino a América Latina y el Caribe probablemente alcancen un nuevo máximo de US$126.000 millones en 2021, lo que representa un sólido crecimiento del 21,6 % con respecto a 2020. México es el principal receptor de remesas de la región, ya que percibió un 42 % (US$52.700 millones) del total de la región. El valor de las remesas como porcentaje del PIB excede el 20% en varias de las economías más pequeñas, por ejemplo, El Salvador un 26,2 %, Honduras con 26,6 %, Jamaica 23,6 % y Guatemala 18.0%.
La entidad añadió que se espera que en 2022 las remesas aumenten un 4.4 %, principalmente debido a las perspectivas de un menor crecimiento de Estados Unidos.
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