En el contexto de un mundo cada vez más interconectado, las economías en desarrollo enfrentan un panorama desafiante. Estas regiones, que aportan el 60 % del crecimiento global, enfrentan sus perspectivas de crecimiento a largo plazo más desalentadoras desde el año 2000, según el informe Perspectivas económicas mundiales del Banco Mundial.
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(M&T)-. Este análisis subraya las dificultades y las oportunidades que marcan el cierre del primer cuarto del siglo XXI.
A pesar de la estabilización proyectada de la economía global, con un crecimiento esperado del 2,7 % en 2025 y 2026, las economías en desarrollo continuarán enfrentando un progreso lento, con un crecimiento previsto del 4 %. Este ritmo, inferior al registrado antes de la pandemia, resulta insuficiente para aliviar la pobreza y alcanzar los objetivos de desarrollo planteados.
Retos estructurales en las economías emergentes
El informe del Banco Mundial destaca cómo las economías en desarrollo crecieron a ritmos históricos en los primeros años del siglo, especialmente antes de la crisis financiera de 2008-09. Sin embargo, factores como la reducción de la inversión extranjera directa (IED), nuevas restricciones al comercio y el debilitamiento de la integración económica global han afectado significativamente su desempeño. El crecimiento anual promedio disminuyó del 5,9 % en la década de 2000 al 3,5 % en la década de 2020.
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Además, las brechas entre economías avanzadas y en desarrollo se han ampliado, con una menor tasa de crecimiento del ingreso per cápita en estas últimas desde 2014, salvo excepciones como China e India. Esta realidad plantea la necesidad de reformas estructurales para reactivar el crecimiento y reducir las disparidades económicas.
Estrategias para un crecimiento inclusivo
El economista jefe del Banco Mundial, Indermit Gill, subraya la importancia de un nuevo enfoque estratégico para enfrentar desafíos como las elevadas deudas, la escasa productividad y los costos del cambio climático. Este modelo debe priorizar las reformas internas, incluyendo la aceleración de la inversión privada, la modernización del comercio y el uso eficiente de recursos como el capital y el talento.
M. Ayhan Kose, director del Grupo de Perspectivas del Banco Mundial, enfatiza la necesidad de aprovechar la cooperación transfronteriza y modernizar la infraestructura para reducir costos y aumentar la eficiencia comercial. Estas medidas son esenciales para mitigar el impacto de las tensiones comerciales y fortalecer la resiliencia económica frente a la incertidumbre global.
Perspectivas por regiones
El informe también ofrece proyecciones específicas para diversas regiones en desarrollo:
Asia oriental y el Pacífico: Crecimiento en desaceleración, alcanzando el 4,6 % en 2025 y el 4,1 % en 2026.
América Latina y el Caribe: Recuperación moderada, con aumentos al 2,5 % en 2025 y al 2,6 % en 2026.
Asia meridional: La región más dinámica, con un crecimiento sostenido del 6,2 % en 2025 y 2026.
África subsahariana: Proyecciones de fortalecimiento del 4,1 % en 2025 al 4,3 % en 2026.
Un futuro condicionado por decisiones estratégicas
El informe concluye que, aunque las economías en desarrollo enfrentan desafíos significativos, políticas adecuadas y colaboraciones estratégicas pueden transformar obstáculos en oportunidades. Modernizar infraestructuras, mejorar el capital humano y acelerar la transición climática son pasos clave para fomentar un crecimiento sostenible y cerrar la brecha con las economías avanzadas.
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