Por: Óscar Álvarez Araya
Alfred Marshall fue un reconocido economista y matemático británico, el más destacado de su tiempo. Ejerce como profesor de John Maynard Keynes en Cambridge y es quien lo invita a que estudie economía. Nace el 26 de julio de 1842 en Wandsworth, Londres.
Su madre era hija de un carnicero. Parece que su padre William, empleado del Banco de Inglaterra, era un tirano, quien imponía un sistema de vida extremadamente rígido. Quería que su hijo estudiara la carrera eclesiástica, pero Alfred opta por las Matemáticas y la Economía y además se fue pasando del cristianismo evangélico que le imponía su familia hacia el agnosticismo. Destaca por sus estudios económicos en el Saint John’s College de la Universidad de Cambridge.
En 1879 se casa con su estudiante Mary Paley, razón por la que debe renunciar a su beca en dicha academia. Se pasa a dar clases en la universidad de Bristol, pero más tarde regresa a la de Cambridge. En dicha universidad se desempeña como profesor estrella de Economía Política de 1885 a 1908. Desde la cátedra influye en el célebre economista y sociólogo italiano Vilfredo Pareto. Entre sus alumnos destacan Pigou y Keynes. Arthur Pigou se convierte en su sucesor en el curso de Economía Política desde 1908 hasta 1940.
Su obra principal se titula Principios de Economía (1890) de enorme difusión en su época. Abre el libro afirmando que “la economía es un estudio de los seres humanos mientras viven, se mueven y piensan en el negocio ordinario de la vida”. Allí introduce conceptos fundamentales para la microeconomía.
Las teorías del valor caracterizan el pensamiento de Adam Smith y Carlos Marx, pero Marshall utiliza el concepto de precio en lugar de valor y elabora sus conceptos y curvas de oferta y demanda como determinantes del precio.
Se distingue por el uso de las matemáticas y las gráficas en la economía, una tendencia que se mantiene en los mejores economistas hasta nuestros días. Analiza la relación entre dos factores de la realidad económica suponiendo que “todo lo demás permanece igual”, ceteris paribus en latín. Otra práctica muy utilizada hoy día por los economistas. Adicional, desarrolla los conceptos de utilidad marginal decreciente y elasticidad de la demanda.
Marshall le otorga mucha importancia al análisis económico y a la idea de adecuar las teorías a los acontecimientos nuevos, una tesis que aprendió literalmente su discípulo Keynes, cuando en medio de la depresión y recesión de la década de 1930 del siglo pasado se propuso sacar a las economías de la recesión promoviendo el crecimiento económico y la creación de empleos por medio de políticas públicas que favorecían el incremento de la demanda agregada e inaugurando una era de gasto público y déficit fiscal elevado, tasas de inflación altas y estados grandes y burocráticos.
Al principio de su carrera, Marshall se basa en su propia sistematización de las teorías de la Escuela Clásica de Adam Smith, David Ricardo y John Stuart Mill, combinadas con su Teoría de la Utilidad Marginal.
También incluye las tesis de Carl Menger, fundador de la Escuela Austriaca de Economía. Es decir, que fundamentalmente era un pensador y un catedrático en el que se lograba una mezcla del liberalismo clásico y la Escuela austriaca de Economía. Sin embargo, en sus cursos va agregando las críticas a la Escuela Clásica que venían de los diferentes tipos de socialismo y vira hacia su propia síntesis que se ha denominado neo clásica.
En 1889 funge como presidente en el primer día del Congreso de los Cooperativistas, lo cual constituye un signo de su cambio hacia tesis de la socialdemocracia. Su caso revela la importancia de los profesores universitarios en la historia del pensamiento económico. Empieza como liberal clásico y termina como neo clásico. Sin duda el viraje que significó Keynes en el pensamiento económico mundial nace en los cursos universitarios de Alfred Marshall.
El maestro de Keynes fallece en Cambridge el 13 de julio de 1924. La era del estatismo en el siglo XX estaba por comenzar.
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