La revista académica de la Asociación Americana del Corazón se retractó por la publicación un escrito relacionado al uso de e-cigarrettes el cual asegurada que uno de los efectos sobre el organismo era un importante aumento en las probabilidades de sufrir ataques al corazón.
Dicha investigación generó una fuerte reacción por parte de la comunidad científica que aseguró que los datos utilizados carecen de fuentes fidedignas. Entre los académicos en pronunciarse destacan especialistas de las escuelas de salud pública, incluyendo la Universidad de Nueva York, Universidad de Boston, Yale, y el King’s College de Londres quienes enviaron una carta a la JAHA pidiendo una investigación apropiada.
“Para mí, esta historia simplemente confirma lo que he estado argumentando durante mucho tiempo: que hay un profundo sesgo anti-cigarrillo electrónico entre los investigadores del control del tabaco, y esto es precisamente lo que causó este fiasco”, dijo Michael Siegel, un profesor de ciencias de la salud comunitaria de la Universidad de Boston.
El estudio original fue emitido en junio de 2019, donde los autores, Stanton Glantz y Dharma Bhatta de la Universidad de California en San Francisco, declararon en el escrito que el uso de estos dispositivos y fumar cigarrillos tradicionales suponían un riesgo similar, mientras que hacer ambas cosas al mismo tiempo era una opción aún más peligrosa.
La Asociación Americana del Corazón retiró el artículo después de que Brad Rodu, experto en control del tabaco de la Universidad de Louisville, señalara que muchos de los vapeadores analizados por Glantz y Bhatta para el estudio también eran fumadores actuales o anteriores. Rodu argumentó que existía la posibilidad de que el uso de cigarrillos combustibles fuera lo que los hacía más propensos a sufrir ataques cardíacos.
En su declaración explicando la retractación, los editores de la revista señalaron que alguien más había planteado el mismo tema durante el proceso de revisión por pares. Aunque la investigación se había publicado de todos modos, la revista dio a Glantz y Bhatta una fecha límite para revisar los hallazgos, que no cumplieron.
“A los editores les preocupa que la conclusión del estudio no sea fiable”, escribieron. Al explicar las razones, Glantz dijo que su acceso al conjunto de datos que usó para la investigación había sido revocado, porque no tenía la aprobación para usarlo para empezar.
La decisión de la JAHA podría resultar una pequeña victoria para los académicos y defensores que están presionando para que el vapeo sea valorado como una alternativa más segura al consumo de cigarrillos.
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