Este 8 de marzo se conmemora, como cada año, el Día Internacional de la Mujer. Una fecha que invita a reflexionar sobre la realidad de las mujeres en el entorno laboral y a tomar acción para promover la igualdad de género en las empresas.
(M&T)-. Y es que, según el Informe Mundial sobre la Brecha de Género 2024 del Foro Económico Mundial, harán falta 134 años para alcanzar la paridad de género. Es decir, el planeta podría ver la paridad de género hasta dentro de cinco generaciones. Este desafío se hace evidente en el mercado laboral. En Costa Rica, por ejemplo, la brecha de empleo entre hombres y mujeres es de 22 puntos porcentuales en las zonas urbanas y de 35 puntos porcentuales en zonas rurales, de acuerdo con estadísticas de la OCDE.
A pesar de que las mujeres cuentan con mayores niveles de educación que los hombres, las desigualdades persisten. De acuerdo con el estudio Igualdad de género en Costa Rica: Hacia una mejor distribución del trabajo remunerado y no remunerado, publicado el año anterior, “en 2022, el 35% de los hombres y el 37% de las mujeres de 55 a 64 años de Costa Rica tenían un título de educación secundaria o más alto. Entre los adultos jóvenes de 25 a 34 años, este porcentaje es mucho mayor, 54% para los hombres y del 63% para las mujeres. En el mismo grupo de edad, el 34% de las mujeres han completado estudios superiores, unos 6 puntos porcentuales más que los hombres”.
Ante este panorama, las empresas juegan un rol clave para impulsar oportunidades laborales y de crecimiento profesional para las mujeres.Para lograr este propósito, las auditorías de género se presentan como una herramienta indispensable.
“Una auditoría de género permite evaluar de forma objetiva si la organización cumple con sus compromisos en materia de igualdad de género y con requisitos establecidos por normas o estándares de referencia como la norma nacional INTE G38, los Principios para el Empoderamiento de las Mujeres (WEPs) y la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW)”, explicó Andrea Segura, experta en sistemas de gestión de igualdad de género y socia de la firma Evo Consultoras.
Según la especialista, las brechas más comunes se relacionan con sesgos en los procesos de reclutamiento y selección, diferencias salariales injustificadas y la falta de políticas de conciliación para equilibrar la vida laboral y personal. Además, la falta de oportunidades de ascenso es una barrera recurrente, con el “techo de cristal” dificultando el acceso de las mujeres a puestos de liderazgo.
Para identificar estas brechas es necesario analizar un análisis técnico que abarque las políticas de contratación, promociones y retención de talento; también las estructuras salariales y las compensaciones, la distribución de género en los distintos niveles jerárquicos. Además se deben de evaluar datos cuantitativos y cualitativos que permitan evidenciar los avances en la integración de la perspectiva de género, y la información requerida por el estándar de referencia que utiliza la empresa.
A partir de ese estudio, se generan recomendaciones estratégicas con el propósito de asegurar una mejora continua en la organización; de ahí que la especialista insista en que es fundamental la participación de la alta dirección, las gerencias intermedias, y los funcionarios de recursos humanos y de áreas estratégicas de la compañía.
En ese sentido, las auditorías de género son el primer paso para transformar las prácticas organizacionales hacia la igualdad al ofrecer ventajas como una mejora en la reputación, atracción de talento diverso, aumento en la productividad, reducción de riesgos laborales, promoción de la innovación e incremento en la adaptabilidad de la empresa.
“Las organizaciones inclusivas son más resilientes y están mejor preparadas para los desafíos futuros, ya que se benefician de una diversidad de perspectivas que impulsa la innovación y fortalece la resolución de problemas”, finiquitó Segura.
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