Cuando la Organización de las Naciones Unidas (ONU) lanzó la Agenda 2030 para la consecución de 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en 2015 estimó la necesidad de que todos los sectores, incluyendo el sector empresarial, se sumaran a los esfuerzos de sus respectivos países.
(M&T)-. En un primer lugar tenemos que hacer mención a que muchas empresas asociaron sus actividades empresariales a los ODS, con la idea de buscando la mayor cantidad de coincidencias. Sin embargo, en los últimos años, el proceso ha evolucionado a un nuevo nivel de madurez donde las empresas analizan sus impactos y priorizan los objetivos y las metas en las que sí pueden tener una mayor contribución debido a su modelo de negocio o industria.
Este cambio se debe a que la ONU ya alertó que, “aunque estamos en la senda correcta, no avanzamos a la velocidad que corresponde”. Por esa razón, el nuevo llamado de los expertos es a que las organizaciones no solamente comuniquen su aporte actual a la Agenda de la ONU, sino que transformen la manera en la que operan con el propósito de disminuir sus impactos negativos y aumentar los positivos, utilizando como brújula a los ODS.
“Los ODS deben ser impulsores del cambio en las empresas, no podemos quedarnos celebrando lo que ya venimos haciendo, es hora de subir la barra de los compromisos en términos de sostenibilidad y aumentar la ambición detrás de sus acciones”, precisó Florely Quesada, socia de Evo Consultoras y especialista en estrategias de sostenibilidad para empresas de América Latina.
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En ese sentido, la profesional explicó que existen errores comunes entre la mayoría de las empresas a la hora de llevar a la práctica su integración de los ODS.
7 errores que evitar cuando se integran los ODS a la estrategia del negocio
Menospreciar su aporte y el impacto de su empresa. “Algunos líderes creen que el aporte de sus empresas es tan pequeño ante la magnitud de los desafíos globales, que ni siquiera vale la pena mapearlo porque no moverá los indicadores mundiales, y olvidan que este es un esfuerzo compartido y una agenda que sólo se alcanzará si todos suman desde su esfera de influencia”, opinó Quesada.
Tratar de abarcar todos los ODS posibles. Se deben priorizar los ODS, redirigiendo y enfocando los esfuerzos y recursos a aquellos objetivos donde cada empresa pueda impactar más. Las guías internacionales recomiendan analizar los ODS en los que la organización tiene un impacto negativo o aquellos en donde existe un mayor potencial de contribución, a partir de los recursos y capacidades disponibles.
Restringir su análisis a los 17 ODS. Los ODS se componen de 169 metas, que brindan una orientación más específica de los ámbitos de acción en los que cada empresa puede aportar. Es importante revisarlas a profundidad.
Limitarse a comunicar sólo las contribuciones actuales. Para avanzar en la solución a los desafíos globales, los especialistas consideran indispensable plantear objetivos ambiciosos, que vayan más allá de los esfuerzos actuales de la compañía. “El tiempo se agota y seguir comunicando listas de los aportes ya no es suficiente”, precisó Quesada.
Aplicar los indicadores país o no establecer indicadores. La Agenda 2030 plantea 231 indicadores, pero estos se aplican a escala global y a la realidad de cada país firmante. Las empresas deben establecer sus propios indicadores para los objetivos que han establecido, considerando su modelo de negocio, tamaño de la operación, ubicación geográfica, entre otros factores. Ejemplos de estos indicadores se encuentran en una guía publicada por GRI y Pacto Global.
Tener una agenda paralela para la implementación de los ODS. Algunas empresas invierten tiempo y dinero en crear acciones adicionales por los ODS, cuando lo que se recomienda es integrar los ODS al plan estratégico, midiendo cómo sus objetivos, productos, servicios y acciones contribuyen a la consecución de la Agenda 2030.
Forzar la vinculación del reporte ASG o informe corporativo con los ODS. “Integrar los ODS no es una ocurrencia de último minuto cuando estamos redactando el reporte de sostenibilidad u otro informe de la empresa sólo porque están en tendencia. La integración con los ODS parte de acciones reales, no aisladas, que hayamos llevado a cabo de forma estratégica y persistente”, explicó la consultora.
Pasos para integrar los ODS al plan estratégico de una empresa
Ahora bien, para evitar esos errores y llevar a cabo el proceso de integración de los ODS a la estrategia del negocio sin mayor inconveniente, la experta explicó que existe una guía práctica elaborada por GRI y el Pacto Global de las Naciones Unidas que plantea al menos 3 pasos:
Definir las metas prioritarias de los ODS. Esto ayuda también a diseñar el contenido de los reportes ASG en relación con la Agenda 2030.
Establecer y medir el compromiso de la organización, a partir de objetivos claros, indicadores apropiados y un proceso sistemático de medición de resultados.
Informar, integrar e implementar el cambio. Atendiendo las necesidades de información de las diferentes partes interesadas.
“Las empresas no tienen que recorrer este camino solas, pueden unirse por industria o incluso por región para abordar problemáticas comunes. Además, hay herramientas y recursos de formación disponibles para que la empresa gestione adecuadamente su triple impacto, contribuyendo con soluciones locales a un problema global”, finiquitó Quesada.
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